Monigotes de películas. Son seis y fueron fabricados por Jonathan Barzola, en Alcedo y la 15.

Reciclar los monigotes, la alternativa posible

La medida aplicaría a los monigotes gigantes. Martín Cucalón, jefe del Cuerpo de Bomberos, asegura que envió un oficio al alcalde Jaime Nebot, en el que pide que prohíba la quema de estos muñecos, por los riesgos que implican.

Es aún una posibilidad y surge desde una de las instituciones locales -el Cuerpo de Bomberos- para las que la llegada de diciembre implica la duplicación de esfuerzos operativos.

La medida aplicaría a los monigotes gigantes. Martín Cucalón, jefe del Cuerpo de Bomberos, asegura que envió un oficio al alcalde Jaime Nebot, en el que pide que prohíba la quema de estos muñecos, por los riesgos que implican.

Si no se queman, ¿qué se hace con estos? Que estos sean destruidos y la basura sea depositada donde corresponda.

Es más, como medida para evitar riesgo, ya se está aplicando parcialmente en este año.

“Se nos ha pedido que no lo quememos todo. Que escojamos una parte y que el resto lo desarmemos”, dice Jordán González, un estudiante de 19 años, quien construye a uno de los personajes de Star Wars en la esquina de Pedro Pablo Gómez y calle 14.

Una medida con la que no todos están de acuerdo. Guillermo Aymar Maldonado es uno de los entusiastas del barrio de Alcedo y la 16, y ayuda junto con otros cuatro vecinos a terminar al personaje central de Piratas del Caribe. “Nos lo han pedido, pero no hay chiste en esa medida. Las personas hacemos viejos para quemarlos, esa ha sido siempre la costumbre”.

Jonathan Barzola Flores, quien desde hace cinco años confecciona gigantes en la esquina de Alcedo y la 15, dice que por qué la medida solo aplica a los ‘viejos’ gigantes, que son unos pocos, comparados con los miles que se queman la noche del 31.

“Si hablamos de contaminación, ese día es más pesado el humo y está por todos lados. Si es por seguridad, se revientan más torpedos y se los quema en toda la ciudad”, agregó este albañil.

Para Gloria Gallardo, presidenta de la Empresa Pública Municipal de Turismo, quien para este año anuncia la formación de una ruta de los monigotes gigantes, asegura que la quema es una costumbre, que es parte de nuestra cultura popular desde la colonia y “para terminarla hay que empezar por los padres luego los maestros y el sector público. Una campaña permanente de concienciación”.

José Delgado Mendoza es un ambientalista radicado en Ginebra, dice que es complicado zanjar la tradición, pero sí cree posible cambiar algunos factores que la hacen peligrosa, como bajar la carga explosiva, el uso de materiales de alta combustión y contaminantes, que los fabricantes sean capacitados por el Cuerpo de Bomberos, la emisión de una licencia de autorización para la confección y venta; que cada monigote salga con un sticker correspondiente a su categoría de material de confección y de carga en explosivos.

Una medida que atenuaría los niveles de riesgos y de contaminación que cada año provoca la quema de ‘años viejos’.

Sin embargo, el gran problema sigue vigente: 500.000 monigotes se queman cada noche de 31 de diciembre, en una jornada que deja en las calles 4.355,24 toneladas de desperdicios, tal como lo reportó la concesionaria Puerto Limpio a inicio de este año. El promedio diario es 3.500 toneladas.