chicle
Situación. Se estima que, en promedio, hay 50.000 chicles pegados en el suelo de las principales plazas y pasajes patrimoniales de la capital.Angelo Chamba

Quito abandona la lucha contra el chicle

La retirada del residuo le costaba al Cabildo cerca de $ 200.000 cada año. Tras los recortes, ya no hay presupuesto para ello

Lo barato sale caro, al menos cuando de chicle se trata. Esta popular golosina, con un valor promedio de $ 0,05, es desde hace siete años una de las principales pesadillas del Centro Histórico de Quito, pues para removerlos de las piedras patrimoniales se necesita de dos hidrolavadoras, detergente biodegradable y seis personas que hacen una retirada manual final de la goma de mascar: un monto promedio de $ 13,30 por metro cuadrado.

Y pese a los esfuerzos de mantener limpias zonas declaradas como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, como la Plaza de Santo Domingo, la Plaza de San Francisco y la Plaza Grande, sede del Ejecutivo, aún persiste entre 40.000 y 50.000 chicles firmemente en el suelo. Así lo indica un estudio del colectivo arquitectónico Quito Futuro.

Su titular, Ana Robles, indica que parte de la problemática es social, pero que también se debe a la composición de esta golosina. “En general, cada chicle toma hasta cinco años en degradarse. Mientras más tiempo pasa, la adherencia es peor, y se deben usar métodos más agresivos para removerlos, lo que afecta el estado de la piedra que está debajo”.

En su intento de luchar contra este mal, el Instituto Metropolitano de Patrimonio y la Empresa Pública Metropolitana de Aseo (Emaseo) organizaban megamingas en las calles Benalcázar, García Moreno, Guayaquil y Venezuela. La labor de remoción podía tomar hasta cuatro meses y para ello se implementaba un presupuesto que fluctuaba entre los $ 125.000 y $ 200.000 al año.

A la par se implementaron campañas como ‘Quito limpiecito’ para concienciar a niños y jóvenes, y finalmente se aprobó la ordenanza 332, que establecía una multa de $ 63 para quienes escupieran su chicle en la vía pública.

Sin embargo, el año pasado, con los recortes presupuestarios, la intervención parece haber llegado a su fin.

“Lamentablemente ya no realizamos este trabajo, que sí se hacía en otros años, pues no contamos con la maquinaria o el presupuesto para ello”, señaló el departamento de obras del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).

Emaseo, en cambio, estableció que los trabajos de cuidado ahora son generales. “En relación a la limpieza de los chicles, este trabajo se lo ejecutó en su momento, pero ahora, con el servicio de hidrolavado se hace una limpieza general de las plazas, bulevares y calles principales para evitar los focos de contaminación. En el Centro Histórico se realiza el servicio de hidrolavados todos los días, en jornadas diurnas y nocturna”, dijo la entidad municipal a EXPRESO.

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Para los expertos, abandonar la lucha contra el chicle tampoco es la solución. Robles indica que, si bien se cuestionó la técnica de remoción en el pasado, retirar totalmente el trabajo especializado en esta problemática puede generar problemas a futuro. “Una de las críticas que siempre se hizo a este proceso era que, para sacar los chicles se necesitaban chorros de agua con arena, lo cual va erosionando las piedras milenarias que nosotros tenemos en las plazas. Pero al no contar con métodos especializados, existe la posibilidad de que, al degradarse generen daños irreversibles en la piedra”, indicó Robles.

Con ella concordó el catedrático Javier Holguín. “Es necesario que se invierta en resolver este problema, no solo por el daño a largo plazo al patrimonio, sino porque hay estudios que indican que un chicle puede albergar hasta 10.000 hongos, lo que crea un problema de salud pública”.

La cifra

400.000 chicles en promedio se retiran de calles, pasajes y muros del Centro Histórico.

Multas

Infracción sin castigo

Durante el primer año de la implementación de la multa por violar la ordenanza 332 y botar chicles en la calle, hubo 1.021 sancionados y una recaudación de más de $ 21.000 en sanciones, pues en su momento la multa era menor que la actual. Sin embargo, más de una década después no hay datos sobre estas sanciones, y las propias entidades municipales no tienen claro de quién es la competencia, tras la reformulación de la Policía Metropolitana de Ambiente, que tenía a cargo esta labor en su inicio.

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El Detalle

Limpieza general en las plazas

Emaseo indicó que actualmente no se ejecutan trabajos especializados para remoción de chicles, se hacen dos hidrolavados de las plazas del Centro Histórico.