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Cuando y quienes jodieron al pais

Fue en las tres últimas décadas. En los hechos, resultados y evidencias del desastre del país hay responsables: individuales, colectivos y corporativos que con acciones, omisiones e inercia, varios políticos produjeron la tragedia nacional. Fueron los fundamentalistas del voraz mercadorismo y del aberrante estatismo que dinamitaron las energías vitales de la sociedad y la ciudadanía. Lo efectuaron al imponer su visión sesgada y endiosamiento al mercado y el Estado. Así propiciaron la quiebra y derrota de la socioeconomía, la política, la ética y los valores básicos que han construido el proyecto histórico llamado Ecuador.

Destruyeron el esfuerzo y legado político de quienes fueron constructores de la nación, la república y forjaron las ideas básicas de una sociedad libre, democrática, plural, tolerante y sin dogmatismos. La jodieron endiosando líderes y fomentando culto a concepciones, teorías y prácticas económicas, sociales, políticas, culturales, ideológicas, dogmáticas y fracasadas. También son culpables quienes confundieron su rol dirigente para llenarse de vanidad, enfermos de caudillismos y del cáncer de la megalomanía. Interesados más del culto de la personalidad que de direccionar al Ecuador por rumbos ciertos. Por eso no han sabido actuar de manera transparente, adecuada y con apego a una ética y honrada conducción del Estado y sus instituciones.

Ahora, al país jodido, le toca a su colectividad y ciudadanía autoreconocerse en la orfandad, desechar a los fariseos y sacar adelante al Ecuador diverso y de todos. Por eso es hora de pensar y actuar desde la sociedad y la ciudadanía. Hacerlo con una cívica, ética y honesta acción política que responda y corresponda al colectivo ecuatoriano y no a la vanidad enfermiza de líderes tóxicos. Solo así podremos salir del “agujero negro” en el que los corruptos y arrogantes nos han encapsulado y destruido. No nos lamentemos. Tengamos el valor de señalar que son ellos los que jodieron el país y que solo lo podremos reconstruir desde la sociedad y la ciudadanía y no desde el mercadorismo ni el estatismo voraz. Encontrarle rumbo al Ecuador es un deber y compromiso ético y cívico.