Grupo. En la imagen constan algunos miembros del equipo: Fabián Alarcón, Ana Paula Traverso, Fernando Huamán Febres Cordero (presidente), Nicolle Zielaskowski y Jimy Cedeño (administrador).

La Puntilla renace de la mano de los jovenes

El comité de la ciudadela lo integran personas de 21 a 35 años. En su primer año de gestión, duplicaron la seguridad y construyeron un centro de monitoreo.

Que los jóvenes son el futuro del país y los principales gestores del cambio, es algo que los habitantes de la ciudadela La Puntilla, ubicada en la avenida Samborondón, lo tienen claro; y que cada vez está dando mejores resultados.

Hace un año y por primera vez en los 48 años de vida de la urbanización, la administración y directiva del comité de vecinos está integrada por miembros jóvenes que no superan los 35 años de edad. Y a consecuencia de ello, según advierten los mismos residentes, hasta los adolescentes se han involucrado con la comunidad.

“Ver que el presidente está organizando eventos para los niños, que se preocupa por las mascotas y que incluso piensa en la tecnología, ha llamado la atención de más de uno. Ahora hay más cercanía”, afirma la residente Belén Moreira, quien destaca que en el lugar se han instalado, por ejemplo, seis dispensadores de comida para animales. “Para mí eso es lo más importante”, piensa.

Fernando Huamán Febres Cordero, quien es el presidente del comité, corrobora el hecho asegurando que cada vez son más los jóvenes que participan de las reuniones que se realizan en el interior del complejo habitacional. “Hay más integración, los ves aquí jugando, invitando a gente de afuera a sus fiestas y a usar las instalaciones. No hay razón para alquilar espacios externos. Las familias están ocupando su vecindario y eso nos hace sentir muy bien porque así la comunidad se va a fortalecer”.

Sin embargo, a pesar de que son decenas los moradores que aplauden que en La Puntilla ahora haya más iluminación y áreas verdes que antes (se han sembrado 3.000 metros cuadrados de áreas verdes), la mayoría dice estar contenta por las obras que en seguridad se han ejecutado.

“Hemos creado un centro de monitoreo, colocado casi 1.000 metros lineales de cercado eléctrico y hemos duplicado también el número de cámaras. Si otras ciudadelas las tienen, si en Guayaquil los vecinos se unen y hacen el esfuerzo de instalarlas, ¿por qué nosotros no? Eso me pregunté un día”, asegura Huamán, de 35 años, quien es exportador bananero y habita en el lugar desde los cinco años de edad.

A decir del presidente, quien reconoce que uno de los retos más grandes a los que la directiva se ha enfrentado radica en el hecho de que, por su edad, la comunidad confíe en ellos, durante este lapso no solo duplicaron el número de cámaras (antes tenían 45, ahora 97), sino que colocaron 16 reflectores para monitorear con más precisión la ría. Y también, por primera vez, contrataron a guardias de seguridad que están armados, enfatiza el vicepresidente Ricardo Echanique.

“Hemos invertido en la seguridad como nunca antes y eso, de cierta forma, ha dado tranquilidad a los vecinos. Hemos reforzado este campo dentro y en todo el perímetro de La Puntilla, para evitar cualquier tipo de riesgo. Lo creíamos necesario”, precisa, asegurando que además se han enfocado en incrementar la seguridad vial (hay letreros y pasos cebra por todos lados) y en restaurar los parques; uno ellos, el Gómez Lince, que es el más antiguo y permanecía oscuro.

Para el residente Damián Aguilera, este tipo de mantenimiento ha facilitado la accesibilidad a las áreas. De hecho, detalla que ahora las familias se reúnen en las canchas y las pérgolas, donde incluso es posible conectarse a wifi. “La iluminación llama a que las personas se sientan bien caminando de noche”, asegura, haciendo hincapié en que con la rehabilitación del club del vecindario (una obra todavía en proceso), incluso los residentes han evidenciado un cambio de actitud.

Ya lo han dicho en ediciones anteriores los urbanistas que ha entrevistado EXPRESO: darle color a determinado sector, potenciar su arquitectura y rescatar aquellos rincones que han permanecido olvidados va a generar cambios sociales. La innovación, la transformación urbana y la inclusión, explicó en su momento el urbanista Héctor Hugo, docente de la Universidad de Guayaquil, unirán a todo un barrio. Y lo harán sentir orgulloso.

Jaime Mendieta, quien habita en el lugar y desde hace tres años es el tesorero del gremio, ha sido testigo de ello. “Nos ha funcionado inclinarnos por dar a La Puntilla ese toque moderno. Hemos recuperado la vida en nuestros espacios, se ve gente por todos lados”, dijo.

Según Huamán, quien afirma que decidió aceptar el desafío de liderar a la ciudadela luego de que algunos de los anteriores presidentes le dijeron que tome la posta junto a los jóvenes, para que ellos “puedan vivir ya sus años dorados”, en los 365 días que les quedan de gestión construirán (entre otras obras) un gimnasio y una pérgola. “Queremos hacer tantas cosas, pero sobre todo queremos mantenernos conectados y generando proyectos que desarrollen nuestro lado humano”.

Luis Chonillo, quien fue presidente del comité por cuatro años, confía en que lo lograrán. “Los jóvenes lo están haciendo muy bien. Escuchan sugerencias, trabajan en equipo y con vehemencia. Estamos contentos. La Puntilla va por buen camino”.

Datos

Reuniones

El directorio se reúne dos veces al mes para analizar las gestiones efectuadas y verificar qué obras hacen falta. Cada vez que se prevé levantar un proyecto o ejecutar algún cambio, lo socializan con las 340 familias que allí residen.

Las obras

El comité también creó un centro de monitoreo integrado por 8 cámaras y recuperó el huerto comunitario. Ahora celebra fiestas como Navidad para unir a la comunidad y trabaja en la creación del primer manual del buen vivir.