Un ‘psicópata’ está acabando con las mascotas de la ciudadela Puerto Azul. Así lo creen algunos vecinos de ese conjunto residencial ubicado en el sector de vía a la costa, donde desde finales del 2017 hasta el pasado jueves han sido envenenados 29 canes.

Los perros han sido emponzoñados en sus propios patios, en los portales de sus viviendas y en los espacios públicos situados dentro del vecindario.

“El veneno es tan letal que no nos da tiempo ni siquiera de ir al veterinario, en 25 minutos mueren. Hasta ahora ninguno se ha salvado”, lamenta Elena Palacios, dueña de una perrita rescatada de dos años y medio que murió en sus brazos, camino a la veterinaria en julio pasado.

Fernando Cubillos, quien perdió a Fito, a quien describe como un miembro más de la familia, es otro de los afectados, Él recuerda bien aquel domingo 7 de octubre, cuando luego de pasear a su perro en el parque El Caminito, inaugurado hace dos meses, falleció. “Ese día solo estuvo en dos sitios, la casa y el parque, estoy seguro de que el veneno lo tomó allí”, sostiene.

Justo ese día, Mónica Mora padeció la misma pena al ver a su perro morir sin poder ayudarlo, pese a que intentó hacerlo de “mil formas”. En la mañana lo sacó a pasear también al mismo lugar, pero fue en su vivienda, alrededor de las 12:30, cuando el can empezó a aullar del dolor. “Yo lo mantenía en el patio interior por precaución porque en septiembre ya le habían envenenado dos perritos a mi vecina. Es tan horrible esto. Estamos desesperados. Nos aterra que el tóxico pueda también afectar a los niños. Ellos juegan en todos lados. Podría pasarles algo. Estamos viviendo en zozobra”, acota.

A diferencia de Cubillos, Mora está segura de que el veneno, que a todos les provocó vómitos, convulsiones, aullidos desgarradores y una agonía permanente de casi media hora, se lo llevaron hasta el patio. ¿Quiénes y cómo entraron? No lo sabe. Sin embargo, coincide con el resto en la hipótesis de que lanzan el tóxico en los espacios donde residen o se congregan.

Tatiana Salazar, miembro del Comité de Puerto Azul, cree que los casos no son coincidencia y que hay “alguna persona con mal corazón”, que está provocando las muertes. “Lo que hemos visto es un patrón. La mayoría se ha dado en las mismas manzanas desde la D12 hasta la D14...”.

Por ello, adelanta, se sospecha que el culpable viva cerca de esas cuadras, que están también próximas al parque El Caminito. Además se ha detectado que el sospechoso actúa en feriados y fines de semana.

“Tuvo que ser alguien a quien no le gustan los animales, porque todos los vecinos tomábamos las medidas de aseo en el parque y ese no pudo haber sido el motivo”, alegan.

Según se confirmó a través de los análisis médicos que le hicieron a la mascota de Mora, antes de fallecer, lo que está acabando con la vida de los canes es un veneno cuyo nombre comercial es ‘Campeón’; y que en julio pasado ya fue utilizado para matar a algunos gatos y que según la etiqueta es tóxico para los humanos.

“No podemos más vivir así. Vamos a presionar al Municipio para que nos ayude”, indica Salazar, al resaltar que de descubrirse al culpable, los moradores exigirán su salida definitiva de la urbanización.

Meses atrás los residentes, con el fin de detener los hechos, ofrecieron una recompensa de mil dólares a quien delate la identidad del asesino de las mascotas, pero esta no tuvo resultado. Ya tienen cuatro meses en esa lucha y aún no obtienen respuestas.

“Ya fuimos al Palacio de Justicia, a la Policía Judicial, al Departamento de Justicia y Vigilancia del Municipio por más de una ocasión, y se ha enviado una carta a la gobernadora, pero no nos dan una respuesta de apoyo. Necesitamos ayuda. Hemos perdido seres importantes. Para más de uno lo son todo. Es increíble que nadie reaccione. Es doloroso. Ya no queremos respuestas por cartas, queremos acciones”, sugiere Palacios.

Hoy los representantes de la Fundación Rescate Animal ofrecerán asesoría legal y una charla sobre el cuidado de las mascotas y prevención ante un posible intento de daño, a la comitiva, residentes y afectados. “Estamos abiertos a toda asesoría”, agrega Fernanda Gutiérrez. “Yo perdí a Bonita, una schnauzer que me cuidaba y olfateaba incluso de madrugada para saber si estaba viva. Ella fue el amor de mi vida. No quiero que alguien más pase por esto”.

Hay temor en otras zonas

Tras conocerse de estos casos, en ciudadelas aledañas persiste el temor de que la situación pueda repetirse. “Nadie sabe exactamente qué está pasando, si el veneno lo pone alguien de adentro o de afuera. Lastimosamente las cosas malas se replican”, advierte Carolina Palacios, de la ciudadela Belo Horizonte.

Ante lo ocurrido, Lisbeth Guerrero, de Bosques de la Costa, ha asegurado tener más en cuenta a su pastor de 5 años. “No sabría qué hacer si lo pierdo. Es raro que algo así esté pasando ahora, precisamente cuando se habla de más respeto animal”.