Lentamente avanzan los conductores que utilizan el nuevo puente sobre el río Daule. Se requiere con urgencia el nuevo paso elevado, ya que el semáforo no es la solución.

El puente no es para todos

Dos kilómetros cubre la fila de carros en la vía Samborondón. Inicia a la altura del km 5,5, en el retorno 8, y termina justo frente al nuevo puente.

Y resultó que hasta entonces había sido un sueño largamente anhelado por quienes vivían una verdadera odisea cada vez que transitaban de Guayaquil a Samborondón.

Un deseo que se cumplió la tarde del 3 de mayo cuando se abrió al tránsito vehicular el nuevo viaducto sobre el río Daule. Se hizo tangible la posibilidad de un viaje a lo largo del puente con menos tiempo y espacio.

Pero la cobija no alcanzó para tantos. Estaba destinado que el puente apenas beneficiaría de manera directa al 30 % de los usuarios del puente de la Unidad Nacional.

Estaba claro que habría quienes se alegrarían. “Es un hecho comprobado: el nuevo puente Samborondón-Guayaquil me ahorra tiempo y gasolina. Es una verdadera bendición laica”, comentó Silvia Buendía por las redes sociales. “Van unos 10 días de la inauguración. Sin lugar a duda ha facilitado el tráfico a miles de usuarios!”, agregaba Agustín Ortiz.

También a quienes no. “El puente de Samborondón definitivamente ha ayudado al tráfico: antes el embotellamiento de las 07:00 empezaba en el Banco Bolivariano. Ahora en Ciudad Celeste (varios kilómetros antes)”, cuestionaba José Manosalvas.

En suma, los guayaquileños no solo tenían un nuevo tema para comentar por las redes sociales, también la necesidad de aprender a utilizar el nuevo viaducto. Alguien hasta se atrevió a enviar un desafío social: “Amigos de Samborondón, vayan por el puente nuevo, no les pasará nada en Sauces”.

Más allá de si hay temor o desconocimiento de cómo movilizarse en un sector de la ciudad por el que muchos habitantes de las exclusivas urbanizaciones de la vía Samborondón quizá nunca transitaron, el verdadero reto se instala en saber reconocerse parte de ese 30 % de beneficiarios directos de la nueva obra y aprender a ubicar nuevas rutas de viajes.

El asunto es sencillo, primero hay que aceptar que para ingresar a Guayaquil desde Samborondón existen dos opciones y hay que escoger una. Lo segundo: saber cuál es el destino (sector de la ciudad) al que se traslada. Luego, habrá que definir qué avenidas (existen siete, dependiendo hacia dónde viaja) lo llevan a su destino final.

Solo así al final del trayecto, el viajero podría terminar agradeciendo, como lo hizo en estos días Juan Adum: “Gracias (...) por devolverme una hora y media diaria de mi vida, por la construcción del puente”.

Los estudios -el de origen y destino, especialmente- que se ejecutaron para sustentar la construcción del viaducto determina que la obra solo beneficiaría a quienes se trasladan de Samborondón a Guayaquil para cumplir actividades en el norte y noroeste. Un sector (como Sauces, Alborada, Guayacanes, Samanes, entre otros) que inicia justamente a pocos metros de donde aterriza el puente.

Antes, para llegar ahí, debían atravesar el puente de la Unidad Nacional y tomar por la av. Benjamín Rosales, que de por sí recibe cada día el tránsito de la ciudad camino a la terminal terrestre y que se cumplía en hasta 30 minutos en ciertas horas.

El mapa de los beneficiarios directos abarca a más sectores de la zona norte y noroeste. Barrios que se ubican a los costados de aquellas sendas urbanas que siguen avenidas como la Narcisa de Jesús (Los Vergeles, Las Orquídeas, Villa España, Mucho Lote 2, Veranda), Rodrigo Icaza Cornejo, Antonio Parra, Isidro Ayora, Rodolfo Baquerizo, Francisco de Orellana, la vía Perimetral (Mercado de Montebello, Los Ceibos, Espol).

Por esta última vía y sin necesidad de atravesar la ciudad, se llega hasta otros ejes urbanísticos y económicos como los de las vías a Daule y a la costa.

En menos tiempo y distancia (4,7 km) también se llega al aeropuerto José Joaquín de Olmedo, con la ruta Av. Narcisa de Jesús-Av. de Las Américas. Por el puente de la Unidad Nacional se recorren 7,7 km.

Solo así puede entenderse que el viejo sueño de un puente que acorta el viaje hacia Guayaquil finalmente se ha cumplido. Aunque solo para el 30 % de los usuarios del puente de la Unidad Nacional.

Quienes están en el otro grupo (el 70 %, cuya vivienda esté entre La Puntilla y el km 3,5, van al centro o hacia el sur de la ciudad) deben continuar utilizando el anterior puente. Tienen la ventaja de que, sin el 30 % que circula por el recientemente inaugurado, ahora son un poco menos.

“Me demoro 15 minutos”

El alcalde Jaime Nebot reconoce que en los primeros días hubo comentarios divididos. Sin embargo, ha podido constatar, porque había acabado de cruzar por el nuevo viaducto sobre el río Daule, camino a Radio Caravana (av. Juan Tanca Marengo), donde se originó el enlace radial de ayer, que, “en vez de demorarme 45 minutos, me demoro un cuarto de hora en llegar”. El alcalde considera que el nuevo puente es parte de un conjunto de obras relacionadas con la movilización, que al completarse, resolverán el problema del tránsito. “A ese puente hay que añadirle el otro, de Daule hacia Guayaquil, que está por recibir oferta en estos días. Hay que agregarle la Aerovía, que está construyéndose. Hay que sumarle la sincronización de toda la semaforización, que está andando. Hay que añadirle la ampliación de la Metrovía, que va a una cuarta troncal. Hay que añadirle los corredores de buses convencionales. Todo produce una mejora conjunta”.