
El pueblo se viste de fiesta
Aunque en su historia Barcelona ha tenido muchos jugadores que cimentaron su idolatría, para muchos Sigifredo Agapito Chuchuca simboliza la garra del equipo.Fue un tipo sencillo, cuyo motor de vida era el fútbol y supo ganarse la admiración de
En cada obra en la que se ha recopilado la historia de Barcelona hay una palabra que se repite de forma constante y sirve para resumir lo que este equipo representa para la mayoría de los ecuatorianos: pasión.
Nacido en el barrio del Astillero, fue cimentando su idolatría con capítulos tan memorables como el triunfo ante Millonarios, la hazaña de La Plata, las dos finales de la Copa Libertadores, sus 14 títulos nacionales e incluso las dos veces que estuvo cerca del descenso, convirtiéndose así en el único equipo ecuatoriano que no ha militado en la Serie B.
Durante sus primeros años de existencia el equipo del pueblo fue construyendo lo que después sería el denominado Clásico del Astillero ante un rival que representaba a la opulencia del Guayaquil de finales de los años 20, Emelec.
Primero en el campo amateur y luego en el profesionalismo, los nombres de Jorge Delgado, Enrique Romo, Juan Benítez, Galo Solís, Heráclides Marín, Fausto Montalván, Carlos Sánchez, Enrique ‘Pajarito’ Cantos, Sigifredo Chuchuca, José ‘Pelusa’ Vargas y Guido Andrade comenzaron a ganar espacio en los medios de comunicación, que ya denominaban a Barcelona como el Ídolo.
Luego de la paralización del naciente campeonato ecuatoriano de fútbol (en 1958 y 1959), el representativo ‘canario’ regresó con fuerza, llevándose el título de 1960. Desde esa fecha los triunfos comenzarían a llegar, hasta convertirlo en el club más laureado del país.
Su crecimiento traspasó fronteras con la llegada de mundialistas como Moacyr Pinto, Manga, Pedro ‘Perico’ León, Carlos Caszely, Ramón Quiroga, Mario Saralegui, Marcelo Trobbiani, Roberto Cabañas, Pedro Monzón, Cyrile Makanaky, Julio César Baldivieso, Marco Antonio Etcheverry, Hugo Brizuela, Jorge Bermúdez, Antony de Ávila, entre otros.
El aniversario 91 lo encuentra en un buen momento deportivo, con la posibilidad de ganar la etapa y clasificar a una nueva final, pero en medio de una de las peores crisis económicas de su historia, con un déficit que se aproxima a los 40 millones de dólares.
Con altas y bajas, Barcelona se mantiene como la mayor pasión de los ecuatorianos.