Produccion nacional
Tan venida a menos en estos tiempos de crisis y recesión. Pero sobresale musicalmente, cuando se cumplen 38 años de la prematura muerte de un gran artista ecuatoriano, probablemente el más grande y famoso, don Julio Jaramillo Laurido, con la presentación de una excelente obra musical realizada en su memoria y como un homenaje de justa recordación.
Nuestro singular JJ, héroe popular, es reconocido y venerado por millones de seguidores en Ecuador y América. Pocas figuras: Alberto Spencer, Alex Aguinaga, Oswaldo Guayasamín, le han dado tanta fama al Ecuador; aunque en el caso de Julio, muchos se sentían tan identificados y complacidos con sus canciones, que pretendieron arrebatarnos su verdadero origen y atribuirle una distinta nacionalidad.
El teatro Sánchez Aguilar de Samborondón acaba de realizar un esfuerzo digno de todo encomio, haciendo posible la producción y presentación de esta excelente obra musical, que recrea pasajes de su vida artística, con una impecable realización y demostración de habilidades, poco reconocidas en artistas ecuatorianos. Es una obra musical que merece ser presentada en todo el Ecuador y en los mejores escenarios de América; sería una forma cabal de honrar la memoria de quien la inspira.
Un reconocimiento a todos los que quienes hicieron posible esta presentación: Christian Valencia, autor y director musical, que logró mucho más de lo que se propuso. Santiago Suerias, el director escénico que hizo maravillas con intérpretes sin mayor experiencia. Fernando Vargas, que interpreta musical y escénicamente a JJ, con maestría y calidad. A momentos, los espectadores sienten que el cantautor ha resucitado, que está presente en la escena, en carne y hueso, con su voz inigualable.
La ambientación, los comerciales de la época, el vestuario, la sobreimposición escénica, los diferentes momentos y lugares que se representan en la obra, le dan un colorido y una naturalidad especial; el espectador se siente transportado en el tiempo y se identifica con la historia. Nuestra juventud debe tener oportunidad de ver la obra y sentir legítimo orgullo por nuestra música popular.
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