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Diana Atamaint fue cuestionada por el viaje que realizó a Yakarta, Indonesia, con viáticos financiados con fondos públicos.
Diana Atamaint fue cuestionada por el viaje que realizó a Yakarta, Indonesia, con viáticos financiados con fondos públicos.Archivo/ Expreso

La presidenta Diana Atamaint, una virtuosa de la desfachatez

Masterizó su experticia con su viaje durante carnaval.  El “acercamiento” con migrantes fue un pretexto

Si para normalizar la desfachatez y la falta de ejemplaridad pública hay que redactar un protocolo universal, habría que contratar a Diana Atamaint como consultora.

La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) masterizó su experticia, que ya era de por sí importante, en ese tema durante el carnaval que acaba de pasar: se fue en un largo viaje hasta las antípodas del Ecuador en Yakarta, Indonesia, con viáticos financiados con fondos públicos. Además, se fue acompañada de un fotógrafo al que le hacen aparecer en los documentos oficiales como coordinador y con un pretexto evidentemente mentiroso: el de un “acercamiento” con votantes ecuatorianos, según constaba en los documentos del organismo donde se registra los viáticos.

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Pretexto groseramente mentiroso porque Atamaint nunca mostró algún acto de “acercamiento” con electores ecuatorianos en Yakarta, sino únicamente registros de una conferencia en el organismo electoral indonesio con el paradójico título (paradójico por el palmarés de Atamaint) “Democracia, Tecnología e Integridad Electoral”.

Además, lo del acercamiento con los ecuatorianos es muy burdo: en Estambul donde también fue con viáticos del CNE, a pasar algo así como cinco días, no hay ni un solo votante ecuatoriano. De los 27 sufragantes en total que hay en Turquía, todos están en la muy poca atractiva capital, Ankara, y apenas 9 de ellos votaron en las elecciones del 2021. 

En Yakarta apenas hay 29 electores ecuatorianos. Es decir, los justificativos que entregó en Ecuador no tenían sentido, porque ni en Estambul ni en Yakarta se podía cumplir con lo del acercamiento con los electores.

Lo de la conferencia en Yakarta también es una joya, no por su contenido, pero sí por lo paradójico de su contenido. Hasta la presente, Atamaint no ha explicado el fiasco que fue la contratación del CNE del voto telemático para el exterior: fracasó tecnológicamente y dejó enormes dudas sobre la honestidad en su contratación, puesto que resultó que las tres firmas que participaron en el concurso estaban conchabadas como lo demostró la periodista de EXPRESO, Sara Ortiz, en un reportaje.  

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El viaje de Atamaint tiene algunos agravantes adicionales, suficientes como para que quien elabore el protocolo internacional de la desfachatez y la falta de ejemplaridad tome en cuenta su nombre como asesora. 

Para comenzar el haber aceptado una invitación a Yakarta en el que no estuvieran cubiertos todos los gastos, porque la situación del país no es cómo para que ella utilice fondos públicos para llegar hasta allá. Peor aún, para que ande buscando el financiamiento para los viáticos de un coordinador de quien de lo poco se sabe, a más de las suspicacias que despierta en el organismo, es que es el fotógrafo personalísimo de la funcionaria.

La cosa no para ahí: como en el CNE apenas había 900 dólares y pico para la partida viáticos, la presidenta del CNE puso a su equipo en la tarea de buscar alternativas y encontraron la de usar una partida de un bien arrendado por el organismo para que se paguen sus viáticos y los del coordinador/fotógrafo que la acompañó. Es decir, hizo toda una pirueta burocrática para conseguir los 3.770 dólares que bien podía haberlos pagado ella, luego de tantos años con un sueldo que debe estar por encima de los 5 mil dólares.

El tema de los pasajes hasta Yakarta pasando por Nueva York y Estambul, para luego regresar por Queens, también es bastante opaco. En realidad, la información sobre esos pasajes no está en ningún lado.

Es de suponer que fue el organismo electoral de Indonesia quien le costeó el pasaje, ya que era una invitación, pero siempre quedan algunas preguntas: ¿le pagaron para que vaya a Nueva York, luego a Estambul y Yakarta y el regreso lo haga por Queens donde su hermano es cónsul del Ecuador por una misteriosa y curiosa decisión del gobierno de Daniel Noboa? ¿Le pagaron los polinesios el pasaje a su coordinador/fotógrafo? La verdad es que hasta ahora no se ve que haya habido un trabajo de fotografía que justifique su viaje.

Pero los méritos de Atamaint para trabajar en la redacción de ese protocolo de desfachatez y de falta de ejemplaridad pública tiene algo que puede ser considerado como la cereza del pastel: el miércoles 14 de febrero dirigió la sesión en línea del CNE desde algún lugar en el extranjero (muy probablemente en la misma Yakarta) y tuvo la jeta de poner como fondo digital el retrato de Simón Bolívar que normalmente tiene en su despacho.

Es decir, quiso crear la ilusión óptica de que estaba en Quito. Esto, quizá, porque ni siquiera tuvo el gesto de encargar la presidencia para hacer su viaje. ¿Cómo habrá pasado su carnaval en Yakarta?

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