
Sanguinetti sobre paro en Ecuador: "El más fuerte tiene la obligación de dialogar"
Entrevista | El expresidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, analiza en Diario EXPRESO las crisis en la región y Ecuador
Con una caminata pausada y una sonrisa en el rostro, Julio María Sanguinetti, expresidente de Uruguay, llega con un terno gris impecable al orquideario del hotel donde se hospeda durante su breve visita a Ecuador para ofrecer una conferencia sobre las lecciones de la democracia que le ha dejado su dilatada carrera política. También llega para conversar con EXPRESO sobre América Latina y, en particular, sobre el complejo contexto ecuatoriano. “Hace mucho estuvimos hablando, pero a la distancia”, comenta al sentarse junto a una pileta, recordando una entrevista por videoconferencia con este Diario en 2023. Se alisa el terno con la mano y lanza una mirada que deja claro que está listo para comenzar.
Hace poco buscaban cambiar el país desde la Presidencia, pero ahora pocos quieren ir a la Constituyente. EXPRESO habló con varios excandidatos y la mayoría no planea postularse.
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- En 2023 analizó con EXPRESO la crítica situación de la región. Dos años después, poco o nada ha cambiado, con los peruanos movilizados, los colombianos cuestionando el liderazgo de Gustavo Petro y los ecuatorianos envueltos en un paro nacional. ¿Nuestras democracias ya están debilitadas?
La democracia liberal está viviendo tiempos difíciles en todas partes. Se observa un debilitamiento de los partidos históricos y de los espacios centrales de las comunidades. Estamos en una política de extremos que agota la centralidad, lo que genera un tiempo de descontento. ¿Por qué? Porque estamos enfrentando un cambio civilizatorio cuyas consecuencias aún no hemos asumido: la transición de una economía industrial a una economía digital.
- ¿De qué se trata ese cambio? ¿América Latina está siendo víctima de este proceso?
No se trata solo del mundo digital, sino también de la agricultura y la tecnología. Además, hay un cambio geopolítico: el ascenso de China ha planteado un desafío inesperado a Estados Unidos, lo que ha generado un retorno del proteccionismo norteamericano. Todo esto se combina con el debilitamiento de los partidos, las instituciones y la pérdida de fe, tanto religiosa como laica. Los populismos eran de izquierda, alabando al pueblo. Hoy los son de derecha. Estas fotos hablan de un mundo muy confuso, con el cual a su vez nos están moviendo los fenómenos científicos y tecnológicos. Nosotros discutimos la periferia de la política, pero por abajo se nos van cambiando los modos de producción y de riqueza.

El Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado: "Una gran decisión"
- Un caso particular de la región es Venezuela. ¿Qué representa para la causa venezolana el Premio Nobel de la Paz otorgado a la activista María Corina Machado?
Lo primero es que vuelve a poner sobre la mesa la dictadura venezolana y la muestra tal como es. Además, reconoce a una gran luchadora por la democracia y la paz. En los hechos, esto tiene poco impacto en las líneas de fuerza internas, pero sí representa un aliento para la oposición y genera dificultades para Nicolás Maduro en el plano internacional. Ha sido una gran decisión.
María Corina Machado afirmó que Maduro "tiene los días contados", tras dedicar a los venezolanos el Nobel de la Paz 2025, en una entrevista con La Nación.
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Paro nacional en Ecuador: "Es democrático tener la entereza de poder dialogar"
- Ecuador vive sus propias particularidades con un mes de paralizaciones. Es el tercer paro nacional en menos de seis años. ¿Qué dice esto sobre la salud de la democracia ecuatoriana, cuando la fuerza se vuelve una opción y el diálogo se complica?
Esto refleja fragilidades y debilidades, que siempre existirán. Existe cierta inercia sindical que, para legitimarse ante sus gremios, debe mostrar expresiones de fuerza o logros. El tema central es que la democracia es gradualista; la política consiste en administrar disensos. Sin embargo, estas fracturas son peligrosas y las paga la población. Los sindicalistas a veces no se dan cuenta, porque los más ricos siempre se defienden, mientras que los más pobres terminan pagando las consecuencias. ¿Quién invierte en un país inseguro? Ahí está un poco la clave de la situación. Todo depende de la madurez de la dirección, pero también es democrático tener la entereza de poder dialogar para por lo menos encontrar una vía de diálogo.
- ¿Cómo se puede resolver la falta de diálogo entre dos posturas tan rígidas, como ocurre en Ecuador? Eso ha hecho que las protestas se prolonguen por tanto tiempo.
El más fuerte tiene la obligación de dialogar, porque es responsable de velar por la paz. Si el otro lado levanta un muro, hay que abordarlo con paciencia. No es sencillo, sobre todo cuando existen fenómenos de terrorismo y el Estado necesita imponerse. Pero la autoridad debe ejercerse con madurez.
- Sin embargo, cuando la violencia y el aprovechamiento político entran en juego, se complica la búsqueda de soluciones. ¿Cómo buscar el diálogo si no solo hay posturas rígidas, sino interesadas en desestabilizar o causar caos?
Si hay un auge de terrorismo, el Estado no tiene más remedio que usar la fuerza. De lo contrario, el terrorismo ganará terreno. El primer escenario de diálogo siempre es el Parlamento, luego los partidos y después las fuerzas sindicales y gremiales. Estos diálogos son difíciles y requieren madurez, especialmente frente a movimientos populistas que buscan explotar resentimientos y responsabilizar al otro de sus desgracias.

Constituyente: "La mejor Constitución es aquella que cumplimos sin recordarla"
- Esta crisis coincide con el referéndum y la consulta popular convocada por el presidente Daniel Noboa, que incluye la posibilidad de redactar una nueva Constitución. ¿Un mejor país depende de sus leyes o de tener mejores gobernantes que hagan respetar las normas vigentes?
La Constitución es una regla, pero no asegura un buen gobierno; eso depende de lo que votemos. No podemos esperar de la Constitución lo que es nuestro deber. La mejor Constitución es aquella que cumplimos sin recordarla, como las reglas de tránsito. Cuando la ley se transforma en hábito, ahí está el triunfo. De una Constitución sí podemos esperar que asegure derechos, que nos permita destituir pacíficamente a un gobierno que no nos guste y garantizar libertades fundamentales, como la libertad de prensa.
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