Hospital Universitario de Guayaquil
Personal del Hospital Universitario de Guayaquil enfrenta escasez de recursos y sobrecarga laboralJOFFRE FLORES

Crisis en el Hospital Universitario: militares al mando y fallas sin solución

El hospital enfrenta escasez de personal, fallas en climatización y riesgos por mala gestión administrativa

El Hospital Universitario de Guayaquil lleva más de dos meses administrado por un gerente que proviene de la rama militar y, hasta el momento, no se ha visto una mejora. La casa de salud atraviesa una crisis sostenida que amenaza tanto la atención a pacientes como la seguridad del personal. Trabajadores que hablaron con EXPRESO bajo reserva coinciden en que, pese a contar con médicos y personal capacitado, la gestión administrativa es deficiente. “El hospital tiene buenos médicos y buen personal, pero las falencias son netamente administrativas”, señala uno de ellos.

EXPRESO se contactó con la Comunicación Nacional de Salud para conocer su versión sobre la situación del hospital. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.

Gerentes que rotan y procesos que se reinician

Uno de los principales problemas identificados es la constante rotación de gerentes. Algunos duran seis meses, otros hasta un año. Cuando un administrador se retira, “se lleva la información” y el siguiente llega “ciego”, sin continuidad ni expedientes completos, lo que obliga a reiniciar procesos. Esto retrasa gestiones cruciales como la climatización o el mantenimiento.Según la fuente, “una cosa es administrar el sector público y otra administrar un sector con autonomía, como las Fuerzas Armadas, que tiene ingresos distintos. Aquí se gasta, no se genera recurso”. Otra trabajadora respalda lo dicho, señalando que la rotación de personal genera inseguridad y desorden en todas las áreas.

Asimismo, ambos testimonios coinciden en que la militarización del hospital no ha mejorado la operatividad. “Militarizaron el hospital. Pensábamos que íbamos a estar mejor, pero estamos peor”, afirma uno de los trabajadores.

Hospital Universitario de Guayaquil
La piscina del complejo del Hospital Universitario de Guayaquil fue renovada recientementeCortesía

Militarización sin orden ni seguridad

Según la segunda fuente, los militares “supuestamente fueron enviados para trabajar por el hospital, pero no hacen nada. Cuando ocurre un incidente, como un incendio o la llegada de personas agresivas, ellos no actúan y dejan que el personal se exponga”.

La seguridad es otra área crítica. La trabajadora comenta: “Antes los guardias controlaban quién ingresaba y daban información a familiares. Ahora cualquiera entra y sale sin control”. Además, revela haber sido amenazada en repetidas ocasiones por personas que acceden al hospital sin supervisión. Según ella, la protección formal es insuficiente y pone en riesgo tanto a pacientes como al personal.

Escasez de personal en limpieza y atención

En cuanto a las tareas de limpieza, ambos trabajadores señalan que el hospital cuenta con aproximadamente 40 personas para todo el complejo, una cifra insuficiente para la magnitud de la infraestructura, que atiende a miles de pacientes.

“El personal de limpieza está contado con los dedos. Para el volumen que maneja el hospital debería haber mucho más”, indica una de las fuentes. La otra confirma la precariedad del personal en todas las áreas, incluyendo triaje y emergencia, donde una o dos personas deben atender hasta 24 pacientes.

Área de cuidados intensivos neonatales del Hospital Universitario de Guayaquil
Área de cuidados intensivos neonatales del Hospital Universitario de Guayaquil. Pacientes sufren calor por el deficiente sistema de aire acondicionado y deben mantener la puerta abierta.Cortesía

Fallas en climatización y riesgos sanitarios

Aparte, la falta de mantenimiento en la climatización afecta áreas críticas como emergencia, triaje, pediatría, hospitalización, esterilización y quirófanos. Según la segunda fuente, algunas áreas se mantienen juntas de manera incorrecta, como box de emergencia y unidades de trabajo de parto, lo que aumenta los riesgos de contagios y complica la atención.

“Antes no había aire acondicionado; ahora (sí hay, aunque) apenas refresca, pero no es suficiente. Trabajamos con bacterias y virus; la falta de climatización favorece su proliferación”, alerta el primer trabajador.

Recaudación informal y decisiones cuestionadas

Ambos testimonios también denuncian la gestión vía WhatsApp para cubrir pagos o servicios que el hospital no garantiza formalmente. Capturas de mensajes muestran solicitudes de “colaboraciones” en las que se detallan los trabajadores y los respectivos números de rifas ya adjudicados, sin respaldo oficial, bajo la etiqueta de voluntariado. “Nos envían listas con los números que nos toca aportar. Es voluntario, pero también te presionan a colaborar”, asevera la segunda fuente, coincidiendo con la primera en que estas prácticas son irregulares y autorizadas por la gerencia.

Prioridades administrativas fuera de lugar

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Por otro lado, los trabajadores aseguran que la Coordinación Zonal 8 establece sus prioridades según las relaciones políticas, dejando a veces sin recursos al hospital. “La rotación de proveedores de alimentos afecta la calidad del servicio. Y los retrasos en pagos provocan interrupciones en la atención”.

Finalmente, otra fuente bajo anonimato señaló problemas críticos que afectan la operatividad diaria. Monitores médicos de varias salas están sobrepuestos en los carritos de medicamentos, en lugar de estar correctamente elevados, lo que representa un riesgo para pacientes y personal. Además, los baños carecen de tapas y tazas completas, evidenciando la falta de mantenimiento básico.

“La administración realizó cambios en la piscina del complejo hospitalario, mientras hacen falta muchas cosas esenciales: más personal, climatización adecuada, medicamentos y mantenimiento general”, precisa la fuente, reforzando la percepción de los trabajadores de que la gestión no aborda los problemas estructurales de manera efectiva.

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