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Pobreza, desempleo, corrupcion, migracion

Si algo caracteriza en la actualidad a los países de América Latina son los altos índices de pobreza, desempleo, corrupción, migración. Qué factores influyen en esta situación y sin duda la principal causa radica en una dirigencia política, que salvo excepciones, no ha sido lo suficientemente honesta y responsable.

El populismo echó profundas raíces en países del centro y sur del continente americano. La oferta de soluciones a los anhelos por lograr mejores condiciones de vida, entusiasmó sobre todo a sectores de escaso nivel educativo, seducidos por un discurso que les ofrece reivindicar derechos y mejorar su estatus económico. Ese populismo carente del respaldo de una tesis o doctrina que lo sustente, volvió débiles los regímenes democráticos y creó un ambiente favorable a la improvisación o aparición de gobiernos noveleros o dictatoriales, que tampoco fueron solución a la crisis que vive este subcontinente.

Los países con democracias más sólidas exhiben mayores estándares de estabilidad, seguridad y bienestar social. Así lo demuestran casos como Chile, que después de soportar un régimen militar represivo, logró que la clase política supere atávicos comportamientos electoralistas, respete las reglas de la democracia y posibilite que el país alcance un sostenido desarrollo económico y más bienestar compartido. Situación parecida acontece en Costa Rica y Uruguay, que muestran menores porcentajes de pobreza, corrupción y no sufren la estampida migratoria de otros países, cuya población no encuentra otra alternativa que tomar el riesgo de avanzar en travesías infrahumanas, para procurar ingresar a Estados Unidos.

Esa situación la está aprovechando electoralmente el presidente Trump, ofreciendo proteger a los americanos de estas “invasiones”. México, cuya gente y economía dependen mucho de ellos, ha tenido que aceptar ser el que frene el torrentoso flujo de migrantes que utiliza ese territorio fronterizo para tratar de alcanzar el “sueño americano”. La triste realidad es que el sueño de Bolívar de una América Latina unida, en libertad y digna es una lejana quimera.