
El Pleno desempolva minucias
La Asamblea Nacional sí tiene quien la dirija, pero en China. Con el viaje de César Litardo, todos los temas urgentes entraron en el congelador esta semana.
Los temores que muchos legisladores de oposición venían expresando con insistencia desde hace meses en sus entrevistas de pasillo se confirmaron con certeza esta semana: la Asamblea Nacional no tiene quién la dirija. El presidente César Litardo se fue a China dejando una serie de trámites urgentes dormidos sobre su escritorio: un debate pendiente sobre reformas constitucionales que ya lleva retraso; otro, incierto, sobre el Código de la Democracia, que promete llegar aún más tarde; una lista más o menos numerosa de propuestas de fiscalización estancadas en el Consejo de Administración Legislativa (CAL), que no se puede reunir sin su presencia; los líos, en apariencia irresolubles, en dos comisiones legislativas que permanecen inactivas desde hace cinco meses y cuyos miembros se empiezan a declarar en franca rebeldía... Mientras tanto, el Pleno se reunió ayer para tratar temas menores que también tenía rezagados: resoluciones, acuerdos, aprobación de convenios internacionales y, sí, un proyecto de ley: sobre el cultivo de palma aceitera.
El orden del día de ayer fue una demostración de cómo la presidencia de la Asamblea maneja los asuntos que el Pleno considera urgentes. Urgentes se suponían, pero hace meses, algunos de los temas incluidos: proyecto de resolución mediante el cual se exhorta al presidente de la República para que declare la emergencia vial en la provincia de Sucumbíos debido a los derrumbes ocasionados por las lluvias; proyecto de resolución para pedir la comparecencia de los ministros de Ambiente y Comercio Exterior, con el fin de que expliquen por qué el Ecuador recibe basura de los Estados Unidos, tal como lo denunció el periódico inglés The Guardian... Tan urgentes eran estos temas que el Pleno consideró oportuno cambiar el orden del día para tratarlos... ¡el 25 de junio!
César Solórzano, el vicepresidente encargado de la Presidencia, hace lo que puede. Y lo que puede es poco. Con Litardo al otro lado del mundo y sin nadie que impulse la agenda política de la Asamblea (en el supuesto de que exista alguna), desempolvó esos viejos temas de los que ya casi nadie se acordaba y compuso con ellos un orden del día que bien pudo titularse “Puntos varios”. ¿Los resolvió? No, la mayoría quedó sin tratarse. Las carreteras de Sucumbíos y el tema de la basura importada de Estados Unidos, entre otros, seguirán esperando una nueva oportunidad. O perderán vigencia.
Sí logró aprobarse, en cambio, un acuerdo de cooperación con Chile en el ámbito de la defensa; y la suscripción de la Convención Interamericana contra la Discriminación Racial y la Intolerancia, tema que propició una larga serie de intervenciones retóricas y saludos a la bandera de la multiculturalidad a cargo de los asambleístas pertenecientes a las minorías étnicas representadas en la Asamblea. Todos celebraron la adscripción del país a los principios interamericanos en contra del racismo. Solo la oficialista Gabriela Cerda (de origen quichua) recordó que esos mismos principios ya están contemplados en la Declaración de Santiago, que el Ecuador firmó hace 21 años. Y no ha servido de gran cosa.
En cuanto a la ley sobre el cultivo, la producción y la comercialización de palma aceitera, que pasó en primer debate, también dejó flotando ciertas dudas sobre la capacidad de la Presidencia de dirigir y organizar los debates. Fue la correísta Verónica Guevara quien se preguntó si eso de dictar una ley por cada producto del sector agrícola (ya existe también una ley del banano) no terminará por crear “una proliferación de legislación dispersa”, Ella propuso, en cambio, un Código Orgánico Agropecuario que los contemple a todos. Aunque varios asambleístas coincidieron con esa posición, el debate siguió adelante y todo parece indicar que, gracias al oportuno lobby de los interesados, la palma aceitera tendrá su propia ley. Lo que no habrá, a este paso, es una nueva ley para las próximas elecciones. Deben ser menos importantes que el aceite. Y menos, mucho menos, que lo que sea que el presidente se encuentre haciendo en China esta semana.
Aborto
CREO suma disidentes
Gloria Astudillo se distancia más de Guillermo Lasso. La única asambleísta de CREO que votó a favor de la despenalización del aborto en casos de embarazo por violación se ratificó en que esta “debe ser ley”. “El debate no termina”, dijo. Presentó un proyecto de ley para incrementar las penas por violación y crear un fondo para el acompañamiento y reparación de las víctimas.