Las plantas medicinales, fuente curativa ancestral

Las plantas medicinales, fuente curativa ancestral

“Deme veinticinco centavos de hierba luisa, póngame un poco más”, solicita Bertha Suárez a una vendedora de origen indígena que la atiende en los exteriores de la iglesia Alborada, al norte de Guayaquil.

“Deme veinticinco centavos de hierba luisa, póngame un poco más”, solicita Bertha Suárez a una vendedora de origen indígena que la atiende en los exteriores de la iglesia Alborada, al norte de Guayaquil.

La adulta mayor adquiere la planta que la toma todos los días en infusión en reemplazo de café, pues asegura la ayuda a dormir con tranquilidad.

La medicina ancestral a base de hierbas es parte de la cultura de las etnias que conviven en el Ecuador. No es extraño que la mayoría de los ecuatorianos recurra a la infusión de hierbas para curar algún malestar o recuperar la vitalidad.

De comunidades de la Sierra, en especial de Tungurahua y Chimborazo, llegan los montes medicinales, cuyo manojo se expende hasta en un dólar.

En el mercado Central hay una decena de puestos destinados a la venta de montes.

La mayoría de estas plantas son también comercializadas de manera ambulante por las indígenas, quienes se ubican en los exteriores de los mercados o recorren las calles. También ven como uno de los ‘puntos con clientes potenciales’ los exteriores de las iglesias.

Las vendedoras recorren las calles con su típica vestimenta y un bulto con hierbas sobre su espalda. Se las observa en barrios de todo tipo de condición social, incluso en los sectores apartados de la ciudad.

En los exteriores de la iglesia Alborada se reúnen cada tarde cinco mujeres, entre ellas cuatro adultas mayores. Son oriundas de la parroquia Columbe, del cantón Colta, en Chimborazo.

Vienen a este sector de Guayaquil a expender sus hierbas, que aseguran curan todo tipo de enfermedades o problemas psicológicos; incluso para conseguir pareja, curar mal de ojo, el insomnio o impotencia.

Juanita Pilamunga recorre las calles del norte de la urbe voceando los beneficios y usos de sus hierbas.

“Venga caserita, lleve su manzanilla para el dolor de garganta y menta para el estrés. También malva para el hígado, riñón y las inflamaciones”, expresa Pilamunga mientras camina.

Estas mujeres llegaron al Puerto Principal tratando de mejorar sus condiciones de vida.

La mayoría se provee del producto a través de los mercados mayoristas. Comentan que los días malos obtienen 30 dólares; en los buenos se incrementan a 50.

Según Pilamunga, hay ocasiones en que los clientes piden consejos durante la compra.

Como una ‘experta en plantas’ cura a base de hierbas y flores a pacientes. Asegura que ha tenido resultados positivos tratando casos de estrés, nervios, insomnio, mal de ojo, mal aire, la saladez y las malas energías. A los menores ha curado de ‘espanto’. (F)