Pezunas rusas en Venezuela
En América hemos vivido, a excepción de Cuba, relativa calma, sin conflictos mayores como guerras mundiales. Con democracias endebles, que caen y se levantan. Nuestra tranquilidad en algún momento tenía que ser perturbada, movida por los hilos maquiavélicos de la izquierda. Hoy somos testigos de la hecatombe venezolana, que a paso ligero se asoma al precipicio, pese a los llamados de democracias decentes para que una banda de facinerosos deje de destruir lo poco que queda de nuestro hermano país. El zar ruso ha aprovechado para introducir sus asquerosas pezuñas en tierras llaneras, condenando, ahora sí, a un eterno calvario del que difícilmente se podrán librar.
Ing. Fausto Moscoso Ochoa