
El petroleo encalla ante la escasez de demanda
La OPEP pactó un recorte en la producción de petróleo a finales de 2016, para dar un impulso al precio del crudo.
Las medias tintas no están surtiendo mayores efectos en el precio del petróleo. El acuerdo al que llegó la Organización de Países Exportadores de Petróleo a finales de 2016 y que fue renovado recientemente hasta marzo de 2018 no ha conseguido insuflar oxígeno al precio del barril. Y así, las perspectivas del mercado petrolero siguen siendo turbulentas, de acuerdo con el análisis del asesor de inversiones e ingeniero José Ordeñana.
Como síntoma, los grandes petroleros que almacenaban miles de barriles en altamar -aprovechando los bajos costos del transporte marítimo adelgazados por la baja del combustible- siguen navegando con las panzas llenas de crudo, a la espera de que la cotización repunte y sacar ventaja de la venta petrolera.
Desde hace dos años, resulta más interesante en términos económicos mantener el petróleo, adquirido a bajos precios, en reservas -aunque sean marítimas- que ponerlo a la venta en los niveles actuales. Y es que, pese al acuerdo de recorte de producción que estaba llamado a elevar los precios ante una eventual reducción de la oferta, la cotización del barril de Texas, referente para Ecuador, se ha mantenido por debajo de los 50 dólares desde hace medio año.
A futuro, tampoco se ven muchos cambios. Las proyecciones de los organismos internacionales hacen prever que el precio del crudo no mejorará lo suficiente como para estabilizar los niveles de rendimiento previos a la recesión petrolera iniciada en 2014, debido a un exceso de oferta y una consecuente escasa demanda. Pese a los esfuerzos de la OPEP hay varios factores que anulan el efecto del acuerdo sobre el recorte de producción.
El principal factor es el mismo que desencadenó la crisis petrolera actual: el exceso de petróleo derivado del autoabastecimiento de Estados Unidos, gracias a la técnica del fracking, y el debilitamiento de la demanda china, aquejada de un estancamiento económico. “Un análisis de Baker Hughes, la Agencia Internacional de Energía, y Goldman Sachs indica que se espera que la producción en los principales campos de esquisto en EE. UU. continúe creciendo hasta la mitad de la próxima década con un pico de casi 12 millones de barriles diarios (casi 8 millones más que en la actualidad)”, apunta Ordeñana en su último análisis, en el que recuerda que esta modalidad de extracción ha aprovechado la ligera mejora de precios para colocar en el mercado otro millón de barriles por día desde hace un año. Su punto de rentabilidad está en 35 dólares, por lo que el precio actual sigue sustentando la producción de esquisto.
También anota Ordeñana entre los factores de influencia, los planes de Trump de buscar nuevas explotaciones en Alaska y en altamar, el aumento de extracción de países como Irak, Libia o Nigeria y la falta de un plan en la OPEP para después de que finalice el recorte pactado.