Viaje. El artista viajó al Cajas y a Papallacta para plasmar las cordilleras.

Las perdidas territoriales, hechas arte

Durante tres años, Leo Moyano investigó los protocolos y tratados que han ido modificando las fronteras ecuatorianas. Los absurdos de cada convenio se exhiben en sus obras.

Todo empezó con un mapa de 1830. Ese año, Ecuador se separó de la Gran Colombia, sin delimitar oficialmente sus fronteras. Era un mapa que tenía poco que ver con el actual, con el doble del territorio con el que el país cuenta actualmente. En aquel entonces, se dividía en cuatro departamentos y tan solo once provincias.

Pero con el paso de los años y a través de numerosos protocolos y conflictos, el mapa se redujo, estableciendo nuevas fronteras, cediendo territorios. La invisibilidad de estas divisiones más allá del papel, fue lo que inspiró al pintor guayaquileño Leonardo Moyano a ahondar en la división de territorios en una época en la que las líneas entre países y sus poblaciones se encuentran nuevamente en la palestra pública.

“Comencé preguntándome por qué nos separamos. Y luego, al revisar los archivos, me interesó analizar y plasmar estos espacios intangibles que crean los tratados, que trazan diferencias donde no existen, pero que son capaces de provocar guerras”, subrayó.

Durante tres años, el artista revisó numerosos protocolos firmados con Perú, Brasil y Colombia, así como libros de historia y fotografías antiguas. También realizó recorridos dentro del país, hacia zonas a las que hacían referencia los documentos.

Uno de ellos fue el parque nacional El Cajas, en Azuay, sitio que visitó la misión geodésica francesa, que estableció la línea equinoccial. “Fui con la cámara a hacer fotos de la cordillera. Me interesaba porque la línea equinoccial es una de las características de nuestra identidad como país, y ni siquiera es exclusivamente nuestra, pasa por otros países”, explicó.

En otra obra, recoge el protocolo Mosquera-Pedemonte, firmado en 1830. “Era totalmente absurdo. En un artículo se explicaba que Ecuador tenía que ceder tierra periódicamente a los países con los que limitaba”, agregó. Los lienzos, pintados todos oscuros, cuentan con franjas amarillas dentro, que sirven para marcar las divisiones territoriales.

El tratado Tobar, firmado en 1904 entre Ecuador y Brasil, también está en el análisis pictórico de Moyano. El curioso documento marca la extensión limítrofe entre ambos países, pese a que cincuenta y tres años antes, Brasil firmó otro protocolo con Perú, cuya división terminaba en exactamente el mismo sitio. Años después, en 1925, Brasil también eligió este punto para determinar su frontera con Colombia.

Estas contradicciones históricas, establece el artista, sirven para destacar la importancia de los archivos y la historia para analizar el pasado y el presente. “Los artistas son los que registran y contextualizan su tiempo. Es relevante que hoy se hable de fronteras”, indicó.

Agregó que ni el nacionalismo ni el orgullo patrio fueron parte de su decisión de ahondar en esta temática. “Somos ciudadanos del mundo, no de un sitio específico, y es algo que quiero destacar. Que estas divisiones son imaginarias, que varían según el gobierno que las imponga”.

Los lienzos, en formato grande y pequeño, juegan con la abstracción del paisaje y de los personajes, que no se encuentran detallados, sino más bien sugeridos, por medio de los colores y la sobreposición de formas. Esta técnica es una con la que el artista lleva experimentando durante el último año, y difiere de las obras presentadas en sus muestras anteriores. “Me he vuelto menos literal. Dejo que el paisaje hable, ya no lo figurativo. Antes colocaba las paredes, los límites, ahora no”, comentó.

Varios de estos lienzos ‘fronterizos’ se exhibieron el mes pasado en la Feria de Arte de Bogotá. Actualmente se exhiben en la galería Más Arte de la capital, donde estarán abiertos al público hasta el próximo 11 de octubre. A fin de mes la muestra, titulada ‘Crónicas’, llegará al Puerto Principal, aunque el sitio de exhibición aún está por confirmarse.

Pintar para erradicar la precariedad

El sur de Guayaquil, zona en la que creció el artista, también ha figurado fuertemente en su obra previa. “El sitio de donde vienes influye mucho en cómo ves la ciudad. En este caso, Guayaquil es una ciudad que está, supuestamente, regenerada, pero que a una cuadra de esa regeneración ves la precariedad. Es un doble discurso que me interesa mucho”, señaló el artista. Moyano pertenece al colectivo guayaquileño Chivox, junto a Juan Carlos Vargas, David Orbe y Tayron Luna. Los elementos del sur de la urbe figuran fuertemente en las piezas de todos los creadores. La galería que manejan, ‘Violenta’, también se ubica en esta zona. En el último año, los jóvenes han llevado sus obras a varias ciudades del país, entre ellas Quito y Cuenca, así como la feria Art Lima, en Perú, y recientemente a Bogotá. En diciembre, tanto Moyano como sus compañeros participarán en las ferias alternas al festival Art Bassel de Miami, EE.UU.