La pelicula de terror de Asia
La historia en cualquier momento se puede entender como una instantánea que nos dice dónde estamos o como una imagen en movimiento que nos dice no solo dónde estamos, sino dónde hemos estado y hacia dónde podemos estar yendo. Consideremos el este de Asia y el Pacífico. Una instantánea mostraría una región en paz, con sociedades estables, economías en crecimiento y alianzas robustas. Una imagen en movimiento sería considerablemente menos tranquilizadora. Es muy probable que si miramos hacia atrás, consideremos este como el momento en el que la zona más exitosa del mundo desde un punto de vista económico comenzó a desmoronarse. Corea del Norte es una razón. Se ha evitado la guerra, no porque el país haya hecho algo para reducir la amenaza planteada por sus armas nucleares y sus misiles balísticos, sino porque la administración del presidente Donald Trump no tradujo sus palabras encendidas en acciones. La amenaza nuclear y de misiles planteada por Corea del Norte en verdad ha aumentado desde que Trump aceptó la cumbre con Kim Jong-un hace poco más de un año. No hay motivos para creer que vaya a desnuclearizarse alguna vez. El interrogante es si aceptará ponerles un techo a sus capacidades nucleares a cambio de alguna reducción de las sanciones y, de ser así, si cumplirá con el acuerdo, y si vecinos como Japón creerán que pueden estar a salvo sin desarrollar sus propias armas nucleares. Esto hace que el deterioro de las relaciones entre Japón y Corea del Sur sea incluso más inquietante. Las tensiones entre estos dos aliados norteamericanos se están trasladando a su relación comercial y dificultarán aún más la coordinación de políticas para con Corea del Norte y China. Luego están las protestas en Hong Kong. La fórmula “un país, dos sistemas” prometida en 1997 no ha funcionado como había esperado el pueblo de Hong Kong, dando lugar paulatinamente a “un país, un sistema”. Es probable que las autoridades en Pekín hagan lo que consideren necesario para mantener el orden. En el Mar de China Meridional, China está militarizando las islas en un esfuerzo por ganar control de sus vías marítimas estratégicamente vitales e intimidar a los demás a abandonar sus reclamos. De la misma manera, con su Iniciativa Un Cinturón, Una Ruta, China ofrece préstamos para infraestructura a países en toda Eurasia, muchas veces con términos onerosos que mejoran el acceso y la influencia de China, brindando beneficios cuestionables a quienes los reciben. El futuro de Taiwán tampoco es claro. Este año se celebra el 40 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre EE. UU. y la República Popular China (RPC), un acuerdo que refinó posiciones a falta de una solución aceptable para ambas partes -un acuerdo que ha funcionado bien durante cuatro décadas, en tanto Taiwán se convirtió en una democracia próspera con una economía pujante-. Hoy, sin embargo, da toda la sensación de que Xi pueda decidir presionar en este asunto, ya que unir a Taiwán y a China continental parece ser integral para alcanzar su “sueño chino”. Cuando se ven todas estas instantáneas como imágenes en movimiento, se torna claro que la estabilidad que sostiene el desarrollo sin precedentes de Asia ya no se puede dar por sentada.