La paz es el camino

La paz está de moda, no aquella que existe en los sepulcros, tampoco la que invocó Cristo a sus apóstoles. Los comentarios se han multiplicado por el plebiscito convocado en Colombia para que los ciudadanos ratifiquen el Acuerdo firmado en un espectacular evento en Cartagena, por el presidente Juan Manuel Santos y el máximo dirigente del grupo guerrillero y/o terrorista de las FARC, para buscar poner fin a un enfrentamiento que ha dejado millones de víctimas, incluyendo muertos, heridos y desplazados.

Es equivocado pensar que el resultado de la consulta implica oponerse a la paz. Lo que sí expresaron los que votaron por el no y los que no asistieron a votar (menos del 20 % del total de empadronados votaron sí, no obstante lo sugestivo de la pregunta), fueron sus dudas de que el Acuerdo lograría la paz y provocaría la amnesia colectiva de los colombianos, otorgando amnistías, exonerando culpas, evitando sancionar al narcotráfico vinculado a la actividad política del grupo insurgente, concediendo privilegios a quienes atizaron el terror y la guerra.

Festejar un triunfo no se justifica; el Acuerdo es irreversible. No hay que olvidar que el Foro de Sao Paulo, con el que simpatizan las FARC, recomendó cambiar la estrategia de la lucha armada por captar el poder por la vía electoral.

Las precisiones que se harán al texto suscrito fortalecerán el proceso, conscientes de que la paz no depende de un documento. Solo es posible cuando hay justicia, cuando se aplica la ley sin manipulaciones políticas; exige renunciamientos, tranquilidad individual y colectiva, evitar la violencia verbal o física. “La paz es el camino”, sostuvo ese luchador por la convivencia pacífica, Mahatma Gandhi, hay que construirla todos los días con tolerancia. Benito Juárez afirmó: “La paz es el respeto al derecho ajeno”, no es fruto de emociones del momento; debe ser una actitud y un deber permanente de toda sociedad.

El apoyo de la comunidad internacional, el otorgamiento del Nobel de la Paz al presidente de Colombia, contribuirán a que el Acuerdo no sea una proclama de buenas intenciones.

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