Campaña. Partidarios esperando a Trump, ayer en Lynden, Washington.

El Partido Republicano trata de digerir la victoria de Trump

El Partido Republicano se revuelve entre la incredulidad, el rechazo y la aceptación de que su futuro está en manos de Donald Trump, un magnate explosivo e imprevisible con un récord histórico de desaprobación entre los votantes estadounidenses. El ret

El Partido Republicano se revuelve entre la incredulidad, el rechazo y la aceptación de que su futuro está en manos de Donald Trump, un magnate explosivo e imprevisible con un récord histórico de desaprobación entre los votantes estadounidenses. El retiro de los rivales de Trump tras su victoria en el voto de Indiana dejó al aparato del partido avocado al doloroso ejercicio de cerrar filas.

La opción de unir a los conservadores que rechazan a Trump en un tercer partido se desvanece ante la evidencia de que esa sería la mejor manera de asegurar que Hillary Clinton, la previsible candidata demócrata, tuviera un triunfo seguro en el voto de noviembre.

El primero en llamar a aceptar la realidad fue el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, al constatar que Trump será el “presunto nominado” del partido y pedir la unión de todos para centrarse en derrotar a Clinton.

Fue un toque de atención al movimiento en Twitter “#NuncaTrump”, promovido por un sector del partido desde hace meses para evitar lo que hoy ya es casi una realidad.

La cara más visible de ese movimiento y último aspirante republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, anunció ya que no asistirá en julio a la convención de Cleveland (Ohio), donde los delegados designarán al candidato del partido.

A la convención tampoco asistirá ninguno de los dos expresidentes republicanos vivos, George Bush padre e hijo, y solo lo hará un excandidato presidencial conservador, Bob Dole.

El candidato de 2008, John McCain, ejemplifica el complejo debate de muchos de sus copartidarios: no irá a la convención y reconoce que tener a Trump de candidato hará muy difícil su reelección como senador de un estado con alto porcentaje de hispanos como Arizona, pero aún así asegura que apoyará a quien sea nominado.

La disyuntiva Trump sí o Trump no pone en aprietos a los que compiten en las elecciones al Senado y a la Cámara de Representantes de noviembre.

Por un lado, muchos necesitan desmarcarse de la retórica xenófoba, sexista y ultranacionalista del magnate para ganar en sus distritos y estados, pero por otro se arriesgan a enfrentarse al que podría ser el futuro presidente del país.

El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, les dio tiempo para la reflexión al admitir que él mismo no está “preparado” para dar su apoyo al magnate. Esta semana Trump se reunirá con Ryan y otros líderes republicanos del Congreso para avanzar hacia la “unificación” del partido. EFE