Parques condenados

Me permitan los lectores citarme en un verso que forma parte de un poema de mi autoría que dice: “Se le fueron los pájaros de los parques desiertos”. Y esa imagen podría aplicarse a lo que sucede con esos centros de distracción y esparcimiento en medio de un amplio espacio verde, en esta ciudad tropical en que la vegetación se multiplica rápidamente. Y es que esa fuga del verso en mención se está produciendo en los parques guayaquileños por una serie de razones, entre ellas, las principales, el ocio burocrático y una delincuencia agresiva que todo lo copa y que ha obligado a que sean enrejados, o sea “encarcelados”, los dos parques más emblemáticos de la urbe: el Centenario, donde está nada menos que la Columna de los Próceres, instalada en 1920 con motivo del centenario de la independencia de Guayaquil, que fue el punto de partida de la gesta libertaria que culminó en Pichincha; y el Seminario, que el pueblo porteño ha bautizado como ‘el parque de las iguanas’, por la presencia de estas criaturas zoológicas que moran desde siempre en el amplio espacio ubicado frente a la catedral.

Por la información que trae este diario en su edición del pasado viernes, con un título a todo lo ancho de la página, existen treinta parques guayacos que “están en el limbo”. Es decir, abandonados o aprisionados. Así, pues, se atenta contra un derecho al esparcimiento de los niños, de los ancianos, de los turistas, en fin de todo aquel que quiere meterse en una suerte de paréntesis que lo salve momentáneamente de los rigores urbanos, con su masificación, su urgencia, sus ruidos, su ambiente enrarecido.

En algunos casos con las “mingas” de los vecinos se ha tratado de mantener presentables estos espacios verdes, pero al final la gente se cansa o se olvida y todo vuelve a lo mismo: con la destrucción y la suciedad que se apodera de todos esos espacios que tanto se necesitan para buscar o encontrar algún tiempo de felicidad y tranquilidad.

Suponemos que la comisión municipal que específicamente se encarga del cuidado de los parques está obligada a un mantenimiento que se lo ha dejado en poder del olvido. Ojalá este llamado de atención de la prensa sirva para poner las cosas en su sitio.