El paro indigena

Con profundo respeto al señor presidente, debo decirle que ha sido víctima de la falta de planificación, entereza y estrategia comunicacional de su gobierno, habiéndose sumado a esto la actitud de actores politiqueros que debieron respaldarlo, pero lo que hicieron fue botar gasolina en la hoguera. A estos hechos sumamos la actitud violenta de los grupos indígenas, la actitud canallesca de los instigadores correístas, convertidos en saqueadores de documentos que prueban sus fechorías y asaltos a los fondos públicos, más la complicidad de ciertos dirigentes de la Casa de la Cultura, y de actores que abastecieron a los causantes de los desmanes y atentados contra los derechos humanos de quienes no plegamos a la barbarie causada contra una parte del Ecuador y sus ciudadanos, especialmente de Quito. Las fuerzas del orden han sido vejadas y humilladas con impunidad absoluta por los buscadores del caos y la barbarie. Es destacable la entereza de la fuerza policial para detener a los violentos, incluso sin el uso de armas letales. El diálogo debió hacérselo antes de las medidas y en la negociación cuando se trabaja en los intereses mutuos, se establecen normas, alternativas y propuestas. Ahora es imprescindible una crisis de gabinete, para que encuentre colaboradores con mayor visión, templanza y eficiencia. Trabajar en beneficio del agricultor, comunicarle de las medidas que se toman para evitar el engaño y manipulación. Ya dijo Churchill: “El que se arrodilla para conseguir la paz se queda con la humillación y con la guerra”; y añado: el derecho de los movilizados y violentos termina cuando comienza el de los que queremos paz, justicia y libertad.

Teodoro Gallegos Salem