Niñas en la casa hohar Inés Chambers, en el centro de Guayaquil.
Niñas de la casa hogar Inés Chambers, junto al director de ese centro, Ricardo Koenig.Jimmy Negrete/EXPRESO

La pandemia, otro factor para el abandono

Desde febrero de 2020 a junio de 2021 el Sistema Integrado ECU-911 ha recibido 364 reportes de menores de edad en esta condición que son derivados a la Policía

Uno de los casos más recientes de abandono de niños, por el que llegó un bebé de dos meses a la puerta de la casa de acogida Aldeas Infantiles SOS de Guayaquil, y que se ha reportado a las autoridades, sucedió hace pocos días. Una pareja abandonó a su hijo debajo de un puente en el sur de la ciudad. Transeúntes se percataron del hecho por la presencia de un grupo de roedores que quería devorar el envoltorio de sábanas, de donde salía un llanto agudo.

Este es uno de los 364 reportes de niños abandonados, desde febrero de 2020 hasta junio de 2021, que ha recibido el Sistema Integrado ECU911 y que se transfieren a la Policía Nacional para que gestione un puente entre la calle y un hogar.

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A pesar de que esta cifra significa una reducción de casos, en comparación con los años prepandémicos, donde hubo, en 2019 por ejemplo, 487 emergencias relacionadas con abandono de niños según el ECU911, los conocedores de esta problemática social señalan que la pandemia y sus consecuencias se han convertido en un motivo más para que padres renuncien a sus hijos.

“Los niños son abandonados generalmente en dos lugares: en los hospitales (al nacer), o en los parques y plazas”, explica a EXPRESO el mayor Santiago Racines, jefe de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen) de la Zona 8, que con un equipo de 50 agentes hace el trabajo de rescate de menores en Guayaquil, Durán y Samborondón.

Aunque la autoridad policial aclara que el abandono de menores es un problema frecuente, está consciente de que las cifras, a raíz de la pandemia, siguen siendo altas. “Siempre tenemos reportes de niños abandonados. Los dejan por muchas razones: madres drogadictas, embarazos prematuros, pobreza, hogar disfuncional, entre otros”, narra. Problemas, “como la crisis económica que vivimos”, especialmente, explica Racines, se agravaron desde el inicio de la enfermedad. “Uno de los motivos es que las personas no tienen recursos, por eso abandonan a los niños”, menciona.

Que la pandemia y sus consecuencias se sumaron a la lista de factores por los que las familias, madres y padres abandonan a los menores, también lo analiza el director de Aldeas Infantiles SOS, Emilio Carrillo, cuya organización acoge ahora a 300 niños en sus diferentes casas situadas en seis provincias del país.

“Muchos factores, por los que se abandonan a los niños, luego de la pandemia, se precarizaron: menos recursos, más violencia en casa, negligencia, en ciertos casos algunos padres fallecieron y en otros, muchas adolescentes violadas no se han podido hacer cargo de los bebés que tuvieron”, grafica Carrillo varios ejemplos que han llegado hasta las diferentes Aldeas desde el año pasado.

Solo en Aldeas Infantiles de Guayaquil hay 50 menores de edad en condiciones de acogimiento. De ellos, 5 han ingresado por abandono desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, dice Carrillo, que cuando se examinan más los casos, se puede notar que la cifra por condición de abandono es mucho más grande. “La mayoría de casos ingresan por condición de maltrato, pero luego de ser acogidos, su familia o quien los cuidaba desaparece y se vuelven casos de abandono también”, explica.

Las estadísticas tras la pandemia, de acuerdo a los reportes, muestran otro fenómeno, que, en la Costa, y en especial en la provincia del Guayas, es donde más casos de abandono de niños se presentan. Algo que difiere de los años prepandémicos, cuando en la Sierra se daban la mayoría de casos, según los reportes. Desde el 2020, en Guayas se han reportado 50 casos. Le sigue Santo Domingo con 49; luego Pichincha con 48 e Imbabura con 44. Estas son las provincias donde más casos se han reportado.

Y, ¿a dónde van a parar estos niños abandonados? De vuelta a su familia o a una casa de acogida, explica Racines. Cuenta que una vez llegado a la Dinapen el reporte de un niño abandonado, ellos acuden donde el menor, lo llevan a un hospital para una valoración médica y luego empiezan un trabajo en conjunto con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), para conseguirle un sitio en una casa de acogida. Este último paso suele convertirse en un suplicio para los agentes.

“Se les gestiona una casa de acogida y como el MIES nunca tiene cupos en las casas de acogidas, siempre estamos complicados en ese paso. Cuando no hay cupos tenemos que hacer una búsqueda intensa hasta dar con algún familiar del niño que quiera hacerse cargo de él”, detalla.

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Y de ahí que el rumbo que tome el menor puede ser peor que el abandono, como ser empujados a trabajar en los semáforos, pedir limosnas, cometer robos, señala. Pues desde febrero de 2020 hasta junio de este 2021 se han hecho 314 reportes al ECU 911 por explotación laboral y mendicidad de niños a nivel nacional.

De acuerdo a lo indicado por el MIES a EXPRESO, respecto al tema, el Gobierno invierte anualmente 16 millones de dólares en Servicios de Protección Especial para la política de Protección Especial que abarca toda la población de niñas, niños y adolescentes que se encuentren en una situación de riesgo o vulnerabilidad.

Además, menciona que a nivel nacional hay 1.905 niños y adolescentes acogidos entre las 9 unidades de atención de Acogimiento Institucional que tiene el MIES y los 49 centros con los que tiene convenios con un presupuesto anual de $ 10’680.701,64.

Pero el acogimiento institucional es una medida transitoria de protección dispuesta por la autoridad judicial, aclara el MIES. Es decir, los niños llegan a las casas de acogida hasta que su madre, padre o familia le brinde seguridad para su retorno al hogar y si no es así, darlo en adopción a una nueva familia.

“Pero casi en el total de los casos la propia familia no quiere de vuelta al niño, porque las mamás vienen a visitarlos cuando el juez les dice que vengan y lo hacen cada seis meses. Y el otro problema es que para adoptar a un niño el proceso es largo, las parejas tienen que esperar unos dos años, se desmotivan y así los niños se vuelven adolescentes esperando por un hogar”, expone otro gran problema y narra a este Diario Ricardo Koenig, director de la Casa Hogar Inés Chambers, en el centro de Guayaquil.

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Los niños rescatados de las calles y de hogares difuncionales reciben diferentes ayudas en las casas hogares. Entre esas, clases personalizadas.Jimmy Negrete/EXPRESO

Solo a esta Casa Hogar, que tiene convenio con el MIES, han llegado desde el 2020, 18 niños que el Gobierno ha sacado de las calles y de hogares disfuncionales. Por ahora, ahí habitan 38 menores de entre 3 a 12 años de edad.

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Koenig recalca que, pese a las comodidades de la casa institucional, los niños necesitan un hogar y para aquello es sumamente importante “acelerar los procesos de adopción”, que están a cargo del MIES. “La reinserción a la familia biológica es muy poca y el MIES lo sabe. Entonces, ante eso, lo que debería hacerse es acelerar el proceso de adopción porque hay mucha gente que quiere adoptar, pero la espera es muy larga”, detalla.

Menciona que ya le indicó al Viceministerio del MIES la necesidad de acelerar el proceso de adopción para que los niños abandonados ni vuelvan a manos de la familia que los rechazó ni esperen años para ser adoptados. Espera, luego de ese pedido y por el bienestar de los menores, que el Gobierno haga cambios en las políticas de adopción y en programas enfocados a reducir el abandono de menores.