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María Dolores Suárez, de 22 años, es comunicadora social, pero no halla empleo en su campo. Hasta tanto, ha emprendido un negocio informal de venta de ropa por redes sociales.CORTESÍA

La pandemia agrava el salto al mundo laboral del graduado

Si antes era difícil para un nuevo profesional hallar su primer trabajo, ahora es peor. Las universidades buscan maneras de ayudarlos a insertarse.

La pandemia de COVID-19 ha vuelto aún más complicado algo que históricamente siempre ha sido difícil para los profesionales recién graduados o los universitarios a punto de culminar su carrera: hallar un empleo.

Así lo corroboran los testimonios de jóvenes y de directivos de universidades encargados de viabilizar la inserción laboral de sus egresados.

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Los primeros, en algunos casos, están por completar dos años de graduados y no logran hallar una plaza de trabajo. Los segundos, en tanto, reconocen el impacto entre sus neoprofesionales y afirman que ejecutan diversas acciones para ayudarlos a su vinculación laboral.

Valeria Álvarez, de 25 años, se graduó en septiembre de 2019 de maestra de Educación Inicial en la Universidad Central. Sin embargo, hasta ahora no ha podido conseguir empleo y lo atribuye a la pandemia. Relata que un proceso en el que participaba para ejercer la docencia en una escuela particular en su natal Portoviejo, Manabí, se truncó por esa causa. “Estaba en las últimas entrevistas cuando empezó todo esto. Y con eso de que cerraron las escuelas se ha hecho mucho más difícil encontrar trabajo. Incluso han estado despidiendo”.

Una situación similar vive Raúl Cazar, de 31 años, graduado de Psicología en la Universidad de Guayaquil en 2019. A pesar de sus esfuerzos, no ha obtenido un empleo fijo, lo que atribuye a las difíciles circunstancias que vive el país.

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Jorge Correa se graduó de licenciado en Enfermería en 2020, pero hasta ahora no ha podido conseguir un empleo formal.Cortesía

“Actualmente estoy participando por una propuesta laboral en la que hay más de 50 psicólogos que también están luchando por la plaza”, resalta.

Cazar afirma que no ha escatimado medios para buscar un puesto. “He utilizado periódicos, Internet, grupos de WhatsApp, LinkedIn, correos electrónicos, amigos, todo lo que se pueda ocurrir. Me he acercado a empresas, pero con esto de la pandemia han estado con las puertas cerradas. Aparte de que han despedido a las personas o les han reducido su jornada laboral”.

Así también lo corrobora Jorge Correa, de 22 años, quien se graduó en 2019 de licenciado en Enfermería en la Universidad Estatal de Milagro. Luego de culminar su año rural en 2020 comenzó a visitar hospitales y clínicas para dejar su currículum. “Al principio de la pandemia sí se vio una gran oportunidad para trabajar en el área de salud, pero en la actualidad se ha hecho complicado”.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), que retrasó la publicación de cifras de empleo de 2020, reportó a inicios de este mes el descenso del empleo adecuado, aunque también del desempleo.

Históricamente, el desempleo juvenil es uno de los más altos entre los rangos de edad. Y la crisis sanitaria y económica no excluye ni siquiera a los profesionales. Incluso ni a graduados con alta demanda del sector público y privado por su formación profesional, como los de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) y de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG).

“Afirmativamente, la pandemia ha impactado a los distintos mercados laborales a los que los politécnicos recién graduados pueden acceder al momento de graduarse”, dicen Denise Rodríguez, directora de la Unidad de Vinculación con la Sociedad, y Mayleen Pactong, titular del Centro de Promoción y Empleo (Ceproem).

La Bolsa Laboral de la Espol registra una baja del 30 % en la cantidad de contrataciones del 2020 con relación al 2019. “Cabe recalcar que no todos los estudiantes politécnicos acceden a un empleo mediante la Bolsa Laboral, algunos lo hacen por cuenta propia”, aclaran.

“Antes de la pandemia era complejo que los recién graduados consiguieran empleo, ahora imagínese con esta crisis que no la habíamos vivido nunca en los últimos tiempos. Es más complicado”, concuerda Emilio Espinoza, coordinador de la Bolsa de Trabajo de la Universidad Católica.

A los citados efectos de la pandemia, él agrega que esta circunscribe buena parte de las actividades académicas y laborales a la virtualidad, lo desmotivante que resulta eso para los jóvenes y cómo todo esto les impide aún más tener la posibilidad de adquirir experiencia práctica para aspirar a un empleo.

Ante ello, dice que en la Universidad Católica se han puesto en contacto con directores de carrera y docentes para pedirles que en las clases hablen con los alumnos sobre la forma en que ha cambiado el contexto y el campo laboral.

“Que trabajen en sus habilidades blandas, en su capacidad de saber adaptarse a los nuevos perfiles profesionales”, destaca.

Entre esos cambios, dice que si antes en la Católica había más demanda de graduados de carreras administrativas, ahora es de las técnicas.

“La reconversión laboral que estamos viviendo hace que motivemos a los estudiantes a ir cambiando el chip y a estar capacitados para adaptarse al nuevo campo laboral”, reitera.

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En tanto la Espol, a través del Ceproem y de la Unidad de Vinculación con la Sociedad, también dice realizar diversas actividades en pro de la inserción laboral de sus alumnos.

Entre ellas, organizan charlas con líderes y referentes de diferentes campos profesionales para dar a los estudiantes un espacio de aprendizaje y diálogo. Además, anualmente efectúan la Feria Laboral y la Feria de Prácticas Empresariales, aunque la última edición la debieron hacer de forma virtual.

También brindan asesorías personales a los alumnos en temas de empleabilidad (por ejemplo, cómo elaborar correctamente una hoja de vida, tips de imagen y comunicación) y entrevistas de trabajo simuladas en las que se invita a expertos en Talento Humano de empresas aliadas para dar asesoría.

Es decir, estas y otras universidades tratan de mejorar las capacidades y el perfil de sus estudiantes y graduados para que puedan aprovechar la oportunidad laboral que se les presente. Aunque son esas oportunidades las que se han reducido aún más por la pandemia.

EL REFUGIO DE LA INFORMALIDAD

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Valeria Ortiz se graduó de profesora de Educación Inicial en 2019, pero tampoco ha conseguido empleo. Mientras tanto, aprendió a realizar tatuajes.Cortesía

Paradoja. La falta de oportunidades laborales para los nuevos profesionales está ocasionando que el país tenga desempleada o refugiada en la informalidad a una creciente población económicamente activa y muy calificada, pese a haber invertido en su formación.

Ante la necesidad de recursos económicos para subsistir, Valeria Álvarez, graduada en 2019 de profesora de Educación Inicial, aprendió a realizar tatuajes. Ahora, una parte de su casa, donde vive con su hermano, se ha convertido en un estudio. “He ido poco a poco aprendiendo y para mí sí ha sido una oportunidad, porque he pasado de meses sin hacer nada a tener algo de ingresos”.

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Expresa que las personas se sorprenden de que se haya graduado como docente parvularia y se dedique a hacer tatuajes, pero resalta que se trata de “una forma de expresión y sustento” que conlleva gastos, pero que al menos le permite recaudar algo de dinero.

El psicólogo Raúl Cazar ha optado por ejercer su profesión de manera independiente. Las redes sociales han sido una vía a través de la cual promociona su trabajo. “En las páginas de TikTok hago mensajes acerca de la importancia de la salud mental, promocionando mis servicios. He realizado hasta memes para captar posibles pacientes. Esto se trata de constancia”, relata.

Las sesiones de terapia las realiza de tres maneras: presencial, en un consultorio que tiene; virtual, vía telemática; o si el paciente lo requiere, él se desplaza hasta el domicilio, claro que “ello involucra un valor adicional”, explica.

No he tenido respuestas de las empresas. Fui a una entrevista de trabajo y no me volvieron a llamar. Esto es complejo.

David Quispe, graduado de licenciado en Artes Musicales en 2019

Carlos Palma, otro psicólogo, aunque graduado en 2018, al estar sin trabajo y para apoyar a su familia se ha dedicado a la fotografía y producción audiovisual, algo que aunque “se da poco” contribuye a suplir ciertas necesidades.

“Además me inscribí a Uber. En los tiempos en que no estoy haciendo fotografías laboro como taxista informal mediante esa aplicación”, añade.

María Dolores Suárez, de 22 años y egresada de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil, cuenta que durante la cuarentena su padre fue despedido, por lo cual ella decidió emprender un negocio de venta de ropa por redes sociales con una compañera, para tratar de ayudar en casa.

“Con mi amiga decidimos emprender. Primero fue por necesidad, así es como ‘The Rose Closet’ salió”. Un negocio que a pesar de que no les deja grandes ganancias les ha ayudado en estos meses, asegura.

Todos manifiestan su preocupación por la situación que atraviesa el país y la falta de plazas laborales. Pero afirman que continuarán intentando obtener un empleo, aunque sea en un área que no corresponda a su profesión. “En caso de no conseguir empleo en los siguientes meses trataría de conseguir otro tipo de trabajo”, sostiene Jorge Correa.

Carlos Palma_Profesionales sin empleo
Carlos Palma es otro profesional que aún no halla empleo en su campo. Psicólogo graduado en 2018, trabaja informalmente como fotógrafo y taxista.Cortesía

LOS EXPERTOS PIDEN APOYO AL EMPRENDIMIENTO Y MEJORAR LA EDUCACIÓN

Roberto Sáenz, exdirector del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), y Nathalie Cely, exministra de Coordinación de la Producción, Empleo y Competitividad, coinciden en reconocer que la pandemia ha agravado el índice de desempleo; y en señalar como parte de la solución una transformación real y estructural del sistema educativo del país.

“El número de ninis (personas que ni estudian ni trabajan) debe haber subido al menos al 23 %, que es el promedio en América Latina”, dice Cely, quien por ello ve un posible aumento de la delincuencia y drogadicción.

Además de una transformación real del sistema educativo, pide del Gobierno central y locales una estrategia de reactivación económica que incluya capacitación y fomento al emprendimiento, además de becas.

Sáenz suma a los centros de estudios: “La reforma del Estado y la modernización de la gestión pública requieren que la educación sea un elemento esencial, porque ante los cambios que ha sufrido el sistema productivo y los nuevos desafíos que el mundo plantea, los profesionales recién graduados deben tener capacidad de innovación y adaptación”.