El pacto

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define pacto como “concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado”.

El presidente de la República ha lanzado lo que ha denominado “el pacto ético”, proponiendo al electorado “rechazar a todos los candidatos que tengan empresas en paraísos fiscales”. No entraré a defender o cuestionar a los paraísos fiscales.

Lo que es cuestionable es si los fondos que reposan en dichos paraísos provienen de actos ilícitos, tales como el fraude fiscal o peculado. Pero si los dineros son bien habidos, han pagado todos los impuestos, incluido el de la salida de capitales, no es ningún delito tener empresas o cuentas en paraísos fiscales.

Los ecuatorianos requerimos un pacto más que ético, moral, esto es, que se refleje en el accionar del día a día por parte del Gobierno, más que en promesas y/o palabras.

El pacto moral que exigimos del Gobierno es ordenar a todos sus colaboradores que abran sus cuentas y las de sus parientes, para determinar la procedencia de la riqueza que en dinero y/o propiedades ostentan en el país y en el extranjero. De igual forma, exigimos el pacto moral del Gobierno, a que sincere el monto de la deuda interna y externa, calculado de forma ortodoxa (a la antigua) y no con parámetros que distorsionan la realidad “maquillándola”. El pacto moral de revelar de qué manera piensan pagarla, la fórmula, el sistema a ser aplicado y el costo que tendrá para la sociedad.

Los electores debemos exigir también un pacto moral a los políticos en campaña, de no convertir al proceso electoral en una suerte de concurso de belleza o deportivo, ni de maratón de insultos o de humor; sino por el contrario, debatir con seriedad, sobre cuál es el plan de gobierno, cómo lo implementarán, con quiénes contarán como miembros de su gabinete y el costo o beneficio social del mismo; revelando también los compromisos adquiridos con aquellos movimientos con los que se ha pactado. Caso contrario, estaremos en presencia de componendas y no de pacto ético o moral alguno.

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