
Pacientes renales realizan plantón para exigir que se pague la deuda a dializadoras
Según los afectados, el Gobierno mantiene una deuda de 270 millones de dólares con las casas de salud
La mañana de este jueves 29 de mayo, pacientes renales provenientes de distintas provincias del país se congregaron en los exteriores del Complejo Judicial Norte, en Quito, para exigir al Gobierno y a las autoridades de salud el pago de la millonaria deuda que mantienen con las clínicas que proveen tratamientos de diálisis.
A las 09:30 está previsto el inicio de la audiencia de acción de protección interpuesta por los pacientes, quienes buscan que el Estado se ponga al día con los pagos atrasados. El Ministerio de Salud Pública (MSP) adeudaría cerca de 200 millones de dólares a las casas de salud encargadas de realizar los tratamientos y proporcionar los medicamentos. Por su parte, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) mantiene una deuda estimada en 70 millones de dólares.
Miles de pacientes afectados por la falta de pagos
Gabriela Álvaro, representante de los pacientes renales, indicó que alrededor de 10 mil personas con enfermedad renal crónica se ven afectadas directamente por esta situación. En todo el país, se estima que existen unos 20 mil pacientes que requieren tratamiento de diálisis.
Álvaro también denunció que, debido a la deuda, varias clínicas han empezado a racionar el suministro de medicamentos esenciales, como las pastillas para reducir los niveles de fósforo acumulados durante la diálisis. Estos medicamentos, que deben tomarse tres veces al día, tienen un costo que varía entre 50 y 70 dólares por caja de 30 cápsulas, lo que representa un gasto considerable para los pacientes.
Historias que reflejan la gravedad de la crisis
Ricardo Murillo, paciente renal que llegó desde el sur de Guayaquil, participó en la protesta para exigir respuestas de las autoridades. Contó que la enfermedad ha afectado seriamente su calidad de vida y situación laboral. Hace pocos meses fue despedido de su trabajo como guardia de seguridad, debido a que necesitaba permiso tres veces por semana para acudir a sus sesiones de diálisis.
Desde entonces, Murillo ha tenido que pedir dinero prestado a familiares y amigos para cubrir sus tratamientos, ya que la clínica donde se dializa redujo sus sesiones de tres a dos veces por semana. “También he tenido que pedir ayuda en redes sociales porque no me alcanza el dinero”, comentó con pesar.
Varios manifestantes portaban pancartas con imágenes impactantes: pacientes en camillas, conectados a máquinas de diálisis, acompañadas del mensaje “Pacientes renales en peligro de muerte”, reflejando la urgencia y gravedad del problema.
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