COVID-10_Tanques de oxígeno_Quito
En julio pasado, durante el primer pico de la pandemia en Quito, los tanques de oxígeno se pusieron escasos y el precio de ellos y de las recargas se incrementó.ANGELO CHAMBA

El oxígeno y las pruebas médicas, lo más caro de enfermarse de COVID-19

Tras un año de la pandemia, los costos de enfermarse varían según el cuadro clínico, pero hay gastos inevitables. Internarse los multiplica.

Los gastos en oxígeno y en las pruebas específicas de diagnóstico de la enfermedad (PCR) y de control médico de su evolución, son los más altos que reportan pacientes de la COVID-19, consultados por este Diario.

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El rubro de oxígeno es señalado como el más oneroso. Más si este debe ser repuesto constantemente cuando el cuadro del paciente lo exige.

David Pesántez, ejecutivo de ventas que supera los 50 años de edad y que padece la enfermedad desde inicios de este mes, realiza el tratamiento médico en su casa. Aún así, hace cuentas de sus gastos y suma al menos 900 dólares.

“Eso hay que multiplicarlo por tres: mi madre, mi hija y yo nos contagiamos”, agrega Pesántez, quien tuvo que sufrir la pérdida de su padre.

Aunque no gastó en hospitalización, debió cancelar al menos cuatro visitas médicas a domicilio. Y la instalación del sistema de respiración con tanque de oxígeno, en lo que ha gastado 200 dólares, pues su salud estuvo bastante complicada.

Aparte de ello, incluye también la compra de alimentos preparados, porque no había quién se hiciera cargo de ello; y de un conserje eventual.

Es solo un caso. Pero no parece haber un promedio común o un tope de gastos definido. El costo de enfermarse de COVID-19 depende de diversos factores como la gravedad de los síntomas, si se trata en casa, en un hospital público o en una clínica; si dura un par de semanas o se prolonga más de un mes; y de los insumos y pruebas que obligue a aplicar.

Por ejemplo, Zulemma Bazurto, catedrática universitaria, también se trató en casa y no sufrió complicaciones graves de salud. Aparte de la receta para el tratamiento de siete días, más las pruebas de diagnóstico y de seguimiento, compró también suplementos y vitaminas para recuperarse de los efectos de la enfermedad. Suma unos 500 dólares.

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En cambio, Laura (pide no dar su nombre por ser empleada pública y temer posibles inconvenientes laborales), dice haber gastado, en solo diez días, 400 dólares en oxígeno para ella y su esposo.

Recuerda que un examen específico que le hicieron para evaluar el daño o estado del pulmón, les costó 200 dólares.

Parte de los rubros los cubrió el Seguro Social, pero acota que los medicamentos o insumos que no había en la institución, sus familiares debían salir a buscarlos a las farmacias. Entre ellos recuerda diez inyecciones que les costaron 8,50 dólares cada una.

“Sí se gasta en esto. Gracias a Dios, nosotros tuvimos el apoyo de nuestras familias y de compañeros de trabajo, pero yo me digo, ¿y los que no tienen?”, reflexiona.

La ausencia de insumos y medicamentos para tratar la enfermedad en hospitales del Ministerio de Salud y del Seguro Social ha sido recurrente. Hasta ahora son comunes los pedidos de familiares de pacientes, a través de redes sociales, de información sobre dónde adquirirlos afuera.

El costo es mayor para quienes, por no estar afiliados al Seguro Social o por no hallar cupo disponible en alguno de sus hospitales, deben recurrir a una clínica privada.

Heraldo Almendáriz lo hizo entre marzo y abril pasados, también durante el pico de la pandemia en la ciudad. Aunque es afiliado al IESS como maestro de educación media, debió ingresar de urgencia por su estado a una clínica privada del norte de Guayaquil. Tras 22 días internado, la mayoría de ellos en Unidad de Cuidados Intensivos, afirma que salió con una deuda de más de 20.000 dólares.

Luego de 22 días internado, la mayoría de ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos, salí con una deuda de más de 20.000 dólares.

Heraldo Almendáriz, paciente

Al igual que los otros consultados, señala el rubro de oxígeno entre los más altos. “Valía como 900 dólares. Me ponían dos diarios”, relata.

Aparte de algunos ahorros y préstamos, tuvo también el apoyo de amigos y de familiares que le facilitaron ayuda económica para pagarle a la clínica. Sin embargo, aún no logra que el Seguro Social le reembolse ese dinero.

Su esposa también se contagió, aunque sin complicaciones como las de él, por lo que su cuenta fue de menos de 5.000 dólares, agrega.

Este último es también el monto que proporciona Alexis, profesora fiscal. Ella y sus dos hermanos cancelaron esa cifra en una clínica para tratar de salvar a su madre. Entre los rubros más altos recuerda el de oxígeno, sedantes y pruebas médicas, además de los 120 diarios por la habitación.