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La obediencia a los superiores

Hay empresas donde se impone la voluntad de los dueños y funcionan bien; los subalternos, aunque sus opiniones sean valiosas, obedecen al “duro” y no se sienten menoscabados. Hay padres que no se someten a las instrucciones de Dios y por eso hay familias en crisis. Jesús fue sumiso a sus padres (Lucas 2:51) y a Su Padre (Mateo 26:39) para ir a morir en una cruz, sin abrir la boca (Isaías 53:7). En toda actividad, la obediencia nos abre las puertas de Dios o de nuestros superiores. La sumisión a algunos les fastidia y se sienten heridos en su orgullo. Obedezcamos a nuestros jefes aunque no tengan la razón (Efesios 6:5 - Romanos 13:1).

Miguel Ulloa Paredes