Los nuevos delincuentes

La nueva delincuencia en el país será una muy ‘sui generis’, pues trabaja, da empleo, cumple normas, paga impuestos: los queseros. Artesanales, pequeños, medianos y grandes, todos a la cárcel de 1 a 3 años si es que se atreven a comercializar suero de leche líquido.

No existe en el mundo un delito así. Hicimos historia mundial al dar derechos a la naturaleza, ahora lo haremos mandando a la cárcel al quesero por serlo. El nuevo delito se aloja en el art. 308, numeral 2, del Agiotaje, que dice: “...De igual forma se sancionará a la persona que utilice, ofrezca o venda el suero de leche líquido o lacto-suero con fines comerciales para su uso dentro de la cadena láctea. Se exceptúa el uso y comercialización del suero cuando provenga de un procesamiento previo de pulverización o concentración y se utilice o se comercialice en estado sólido como polvo o concentrado de suero”. El suero de leche es un subproducto que se obtiene al hacer queso, con nutrientes que lo hacen viable para aprovecharlo como alimento y que una madre quisiera dar a su hijo pues tiene 50 % de los beneficios de la leche. Tiene a su vez una alta carga orgánica y no es recomendable mandarlo como si fuera desecho a los ríos -a mayor carga orgánica más demanda de oxígeno necesita-, y excede los límites de contaminación permitidos en la norma. La situación de los queseros es caótica porque desde hace 6 meses más o menos, el Ministerio de Agricultura y Ganadería y el de Industrias, decidieron firmar dos normas legales donde prohibían comercializar suero de leche líquido a quienes tenían ya certificación de buenas prácticas de manufactura. Así, los queseros más grandes se quedaron con su propia producción y no compraban a los pequeños y medianos. Estos solo tuvieron la opción -de la noche a la mañana- de botarlo a nuestros cuerpos de agua. Estos efectos inmediatos acarrean la violación de derechos constitucionales personales como el de vivir en un medioambiente sano y ecológicamente equilibrado que garantice sostenibilidad y buen vivir; el derecho al agua; el acceso seguro y permanente a alimentos sanos, suficientes y nutritivos, preferentemente producidos a nivel local; a una vida digna, que asegure salud, alimentación y nutrición, agua potable, etc.; a vivir libre de contaminación y en armonía con la naturaleza; y vulnera el derecho constitucional de la naturaleza a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales. Los han vulnerado porque la decisión dio pie al mayor crimen ambiental y social que el Ecuador ha tenido: contaminar con 1´400.000 litros de suero de leche diarios, en 7 cuencas hidrográficas donde están asentados los queseros, 10 provincias,. 7 millones de ecuatorianos. Contaminación que representa diariamente el equivalente de aguas residuales sin tratar de 600.000 habitantes. El art. 251 establece el delito por contaminación de agua; y se aprobó en el art. 393 como contravención de primera clase, a la persona que deliberadamente deposite cualquier otro desperdicio en quebradas, ríos, mares o cualquier otro espacio no autorizado. El presidente Lenin decidió ayer en un evento con lecheros que traerá máquinas para pulverizar leche, pero no para pulverizar suero de leche. Dijo que no se comercializará suero de leche líquido. Y que las bebidas de suero de leche tendrán color y sabor, porque lo único blanco debe ser la leche. Pero no hubo una sola solución para los miles de queseros artesanales, pequeños y medianos que no pueden contratar una planta de aguas residuales de $ 300 mil y que nunca más de acuerdo a este Gobierno, podrán vender suero de leche. En la audiencia de la acción de protección que se realizó ayer mismo, la defensa del Ministerio de Agricultura y Ganadería fue que los demandados deberían ser los queseros, no ellos. Y que se denuncie a miles de queseros ante el Ministerio de Ambiente por contaminar y los clausuren. La indolencia de las autoridades colabora a la injusticia social, a la migración del campo, a detener el desarrollo productivo, pese a que en el informe del mismo Ministerio del 16 de agosto, evaluando la aplicación del acuerdo ministerial, declara abiertamente que “desde el punto de vista ambiental, el suero es un subproducto que puede ocasionar daños ambientales....”. ¿Es esta la nueva política pública que necesitamos para salir adelante? ¿A eso le llaman economía circular? ¿Es decirle al consumidor qué come y qué compra? ¿Es una actividad productiva más que otra dentro de una misma cadena? Creo que todos hemos perdidos en esperanza, calidad de agua y sobre todo en humanidad.