Atasco. Decenas de vehículos avanzaron con lentitud la mañana de ayer en el sentido Daule-Guayaquil.

Nueve kilometros de atasco por un ano en la via a Daule

La saturación responde a los trabajos en 2.050 metros de la arteria. Expertos apuntan a la falta de planificación. La ATM justifica la intervención del tramo.

Cubrir cuatro kilómetros a pie toma cerca de 40 minutos, la mitad del tiempo que la mañana de ayer se tardaron decenas de vehículos en recorrer la misma distancia en la vía a Daule, en el sentido hacia Guayaquil, debido a una obra que se realiza en el sector.

Los trabajos que generan el debate y que se realizan en 2.050 metros responden, como publicó ayer Expreso, al cierre de dos carriles y medio (sentido Daule- Guayaquil) para la reconstrucción y pavimentación de calles, aceras, bordillos, cunetas, cambio de las tapas de registro y el soterramiento de cables; lo que ha generado caos vehicular en la zona.

¿Pero acaso son estas las únicas obras necesarias para aliviar la carga vehicular en toda la arteria?

A decir de dos expertos, sí. Sin embargo, para conocer a profundidad cuáles son las necesidades a largo plazo, se debe realizar un estudio mayor, que conlleve una planificación intercantonal, que determine por ejemplo si es necesario abrir un carril y apostar por nuevos medios de transporte.

“Tomando en cuenta que el mantenimiento es un indicador (de desgaste) se debe hacer un estudio de tráfico, porque el crecimiento del parque automotor va en aumento. Entonces es necesaria la planificación para evitar la obsolescencia de la vía”, comenta Héctor Hugo, urbanista y planificador.

En ello coincide Carlos Jiménez, experto en movilidad y transporte, quien además advierte que para cubrir las necesidades de los conductores se debe retomar el debate sobre la falta de planificación de Guayaquil pensándola como metrópolis.

“Eventualmente tendrán que hacer una ampliación de esa arteria por la falta de planificación. Allí se tendrá que romper la obra que se hace ahora. Sin embargo, lo idóneo es que la gente se mueva en transporte público; el problema es que no se puede bajar a las familias de los carros porque se siguen construyendo viviendas unifamiliares que requieren de vehículos”, argumenta.

Por esta vía a diario transitan más de 60.000 vehículos. Alrededor de 4.820 automotores circulan en hora pico (de 07:00 a 08:00) en sentido norte-sur; y la misma cantidad en el otro sentido, de 18:00 a 19:00. Freddy Granda, jefe de planificación de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), reconoce que este es el motivo del daño que se reparará con la obra en ejecución.

“El pavimento presenta elevadas fisuras, ondulaciones y desgaste progresivo, debido a que es una de las entrada más importantes de Guayaquil, por acoger a vehículos que vienen de la región Interandina y del centro del país”, remarca.

Asimismo, Granda reconoce que se puede hacer una ampliación en algún momento, pero es costoso, toma más tiempo y al ser terrenos de industrias “resulta difícil”. En su lugar, explica que en la obra mencionada se eliminarán los muros laterales para hacer una sola capa de rodadura de hormigón, “lo que ayudará a ganar unos 50 centímetros de vía”.

En el sector además se construyen dos paradas de la troncal 3 (Bastión-Centro) del sistema de transporte metrovía, que estarán ubicadas frente a la terminal terrestre de Pascuales y al reclusorio. Para las dos paradas, detalló, fue necesario ocupar en cada tramo 40 metros de largo y 6 metros de ancho del parterre central.

Como solución al tráfico que se reporta en la vía por los trabajos, la ATM ha decidido poner en intermitencia los semáforos ubicados en las calles Joya de los Sachas (terminal terrestre), Montecristi (Pascuales), el centro de reclusión, para generar fluidez.

Por su parte, aunque reconocen las molestias que acarrea toda obra, los conductores creen que faltó planificación en la ejecución del proyecto.

“Creo que debieron prever que aquí se iba a armar un caos. Pudieron abrir, en ciertos tramos y a cierta hora, otro carril para el paso de los carros. También pudieron poner horarios para que los camiones no lleguen justo a la hora pico”, manifestó Alfredo Falconí, quien se dirigía desde la urbanización Lago de Capeira hasta el centro de Guayaquil. “Ya ha pasado más de una hora y sigo aquí”, precisó.