Nebot y Lasso coinciden: no mas impuestos

Punto en común. Los impuestos han forzado al alcalde de Guayaquil Jaime Nebot y al precandidato presidencial Guillermo Lasso (CREO) a coincidir por primera vez desde su distanciamiento público.

El anuncio gubernamental de aplicar impuestos para remediar el hueco fiscal ya recibió, aún antes de los detalles, la espalda del sector gremial empresarial que, tal y como publicó ayer EXPRESO, no consideran que sea el momento oportuno para la medida.

Las caras políticas de oposición no se han quedado atrás y, en el mismo sentido, aunque con diferencia de tonos, se pronunciaron de forma crítica.

Lasso, a través de un pronunciamiento dirigido a este Diario, detalló sin pasiones sus argumentos con su acostumbrado formato de crítica punto por punto.

En primer lugar, dice Lasso, “la creatividad del presidente Correa se limita a golpear al sector privado con impuestos” y recuerda que los productos a los que buscar cargar son los más gravados. El líder de CREO no considera que los impuestos sean la solución a la recesión y culpa al Gobierno de complicar “aún más” el escenario de la crisis. No solo eso. Él, cuyo discurso ha derivado en los últimos meses hacia la creación de empleo y el fomento de oportunidades, acusa al Ejecutivo y a su proceso de “vivir fuera de la realidad”. Tres críticas duras, en un discurso moderado y enviado por vía digital.

Distinta ha sido la reacción de Nebot, quien aunque empeñado en negar su candidatura, sigue ocupando los espacios de un candidato y reviviendo una práctica política casi extinta: la tarima.

Allí, donde se siente cómodo, no ha dudado en volver al ataque, desde un mítin en Portoviejo (Manabí), donde introdujo el contragolpe con estilo socialcristiano, rindiendo tributo a una provincia “con un buen trago de caña manabita, antes de que también le pongan los impuestos que hoy día se anuncian”, deslizó el rostro máximo del PSC.

A su juicio, resulta absurdo justificar (tal y como hizo Correa) que los impuestos apuntan a productos perniciosos. “Después de 10 años se han dado cuenta de que hacen daño. Ahora, cuando no hay plata, ahora el alcohol y el cigarrillo y las colas hacen daño” dijo, volviendo al tono ronco y acelerado.

Su voz, consultada de forma cada vez más frecuente sobre temas económicos, terminó por resumir la propuesta gubernamental como un intento “para que el pueblo ecuatoriano, de su bolsillo, pague la farra estatal que ya nos tiene hartos”, dijo, como aguantando las palabras. Y así era: “hartos, por no decir otra cosa”.

Al final del discurso, un guiño de lo que podría venir. Nebot ve solo dos caminos: callar o volver a luchar.