Narcotrafico y crimen de infante

El país y Guayaquil fueron conmovidos por un execrable crimen: el de un niño que fue cruelmente asesinado. La forma en la que se encontró su cadáver evidencia que primero fue torturado y luego cobardemente ejecutado con disparos de arma de fuego.

Esta no es una noticia más de una sociedad amenazada por criminales. Este hecho, además de ser comentado debe ser pensado a fondo para encontrar las razones por las cuales el narcotráfico asesinó a un niño trabajador de los barrios pobres de la periferia de la ciudad.

La información oficial dice que la víctima era un menor de los sectores populares, que trabajaba vendiendo caramelos: “pequeño niño... fue reclutado para expender droga y sus reclutadores lo victimaron por no entregar un dinero”. Fue hallado “con signos de tortura y con tres disparos” (ministro Serrano). Por eso el ministro dice que tal crimen no debe quedar en la impunidad.

Detrás de este hecho están los narcocriminales con sus prácticas de terror y muerte, que se están volviendo más frecuentes en la ciudad.

Las investigaciones policiales resolvieron con prontitud el hecho y se capturó a sus autores. En este crimen se hace patente la siniestra mano del narcotráfico, que hoy recluta niños para la distribución de alcaloides. Estas bandas y sus acciones atemorizan y asesinan a quienes se resisten a ser parte de tan perverso negocio.

¿Qué es lo que hace que las bandas dedicadas al narcotráfico, que siguen creciendo y extendiéndose peligrosamente en la topografía de Guayaquil, recluten niños para la distribución y venta de alcaloides? Sin duda el conocer plenamente que los niños no llaman la atención y que las normas jurídicas tienden a exonerarlos o a imponerles penas más leves.

Finalmente está el hecho de que al incorporar a esos niños - y a jóvenes- en la distribución y venta, abren un espectro cada vez más extenso de comercio y consumo de drogas. Así, ellos se enriquecen y las nuevas generaciones se destruyen.

Cuando niños y jóvenes salen del criminal negocio, este les responde con terror, secuestro, tortura y asesinato, como en este caso. Ante esto se hace necesario que la policía -que lo viene haciendo muy bien- continúe y profundice la persecución, represión y apresamiento de esos exponentes del terror, del crimen y de la muerte.