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En este mes también se celebra el Equinoccio de Invierno, en el que el pueblo indígena cosecha y comparte, y a eso lo denominan el Mushuk Wata./  Yadira Illescas Ambato

Mushuk Wata, época de compartir la cosecha

Antes de la conquista española los indígenas celebraban el nuevo año en marzo. También es el tiempo del florecimiento

Las comunidades y nacionalidades andinas se preparan para agradecer a la Pachamama (madre tierra) por las bendiciones del Pawkar Raymi.

“Esta ceremonia marca el inicio del nuevo año, el florecimiento y renacimiento tanto de la tierra como del espíritu, y el momento de dar gracias por la abundancia y la vida”, sostuvo Martha Chango, promotora cultural de Salasaca.

Con estas actividades buscan que los jóvenes vuelvan a sus raíces y que conozcan las ceremonias de los antepasados. Las actividades del Pawkar Raymi coinciden con el Mushuk Nina, que representa el Fuego Nuevo o el Año Nuevo en el calendario agrícola andino. Chango dijo que con la conquista y el mundo occidental se han olvidado muchas costumbres de los ancestros.

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Esta fiesta cultural se la vive en Chibuleo, Quisapincha y Salasaca los días 20 y 21 de marzo, cuando los ancianos saldrán con sus tambores y pingullos a rendirle culto a la tierra.

En las comunidades esta fecha es de mucha alegría porque como es época de cosecha, se comparte entre todos en el denominado Mushuk Wata.

El historiador indígena Vicente Chato, de Ambatillo, escribió un libro en el que comenta sobre la importancia de esta y las otras tres fiestas ancestrales: Inty Raymi (21 de junio), Koya Raymi (21 de septiembre) y Capac Raymi (21 de diciembre).

Expresó que los cuatro elementos: tierra, fuego, aire y agua, se utilizan para renovar las energías y empezar el nuevo año, que en el sector indígena lo celebran recién en marzo. Explicó que antes de la conquista, dentro de la cosmovisión indígena el mes de marzo, entre el 20 y 21, marcaba el inicio del nuevo año, una de las cuatro principales festividades del sector andino.

Estas fiestas eran tan solemnes que tres días antes los apak o líderes realizaban ayunos que era seguidos por el pueblo. Durante esa época de reflexión todo permanecía apagado y solo podían comer frutas o hierbas después de entrado el sol.

El ayuno culminaba con el baño en las cascadas sagradas para limpiar el cuerpo de las ‘juchas’ o pecados, o de los actos negativos que hayan realizado. Luego recibían el Mushuk Nina o renovación del fuego anual y recibían el Pawkar Raymi con banquetes y música, ya que esta fecha también es la época de la cosecha de las frutas y granos tiernos y de compartir, indicó Chato.

Vicente Chato comentó que todos deberíamos involucrarnos con las actividades ancestrales. “Tanto la medicina ancestral como los rituales no solo son para los indígenas, sino también para los mestizos, afrodescendientes y todas las culturas, porque se transmite ese respeto a la Madre Tierra y el aceptarnos y caminar en un solo objetivo para buscar la armonía”, dijo.

Asegura que antes de la llegada de los españoles, eran los varayus o máximos líderes quienes se encargaban de la celebración.