Fósiles encontrados en tres regiones del país son parte de la exposición.

El museo expondra la historia de la naturaleza

Venados de cola blanca, monos, tigrillos y hasta una enorme águila arpía son algunas de las especies que los guayaquileños podrán conocer, en vivo y en directo, a partir del 29 de julio.

Ese día se inaugurará la sala de Historia Natural del Museo Municipal de Guayaquil, un sueño que, casi sin saberlo, su impulsor, el arquitecto Melvin Hoyos, forjó en la infancia.

El director de Cultura del Cabildo, al igual que muchos jóvenes, vio los especímenes por primera vez en las aulas del colegio San José La Salle.

El encargado de recogerlas, disecarlas y luego exhibirlas, era el hermano Agustín Mantilla, religioso y docente de Ciencias Naturales de la institución y a quien Hoyos tilda de sabio.

“Era un gran hombre. La exposición cuenta con más de 3.000 especies entre mamíferos, aves e insectos. Este fue el trabajo de toda su vida”, dijo.

Sin embargo, tras la muerte del docente, el colegio, por falta de fondos para dar el adecuado mantenimiento a las piezas, cerró las puertas del museo y estas permanecieron guardadas durante medio siglo, lejos de los ojos de todos, incluso de los propios alumnos de la institución.

“Queríamos la oportunidad de exhibir estas piezas, sobre todo porque ha sido una falla que Guayaquil, estando en un país que pertenece a las zonas más biodiversas del mundo, no tenga un museo de Historia Natural”, añadió Hoyos.

Fue así que estas se donaron en comodato durante un siglo a la institución y que, tras tantos años almacenadas, volverán a ser vistas por los guayaquileños.

La nueva sala se encuentra en un edificio interior donde ya, el año pasado, abrió la muestra dedicada a la peste de la Fiebre Amarilla en la ciudad.

Ahí, las piezas ocupan enormes urnas de cristal y dioramas construidos para la ocasión. También se pueden observar cajoneras en la que descansan cientos de insectos de tres regiones del país.

Pero más que mostrar las piezas al público, la sala tiene un fin; transmitir a los jóvenes el amor por el medio ambiente y crear mayor conciencia con respecto a la preservación de la flora y fauna del Ecuador.

Es así, que entre el púeblico objetivo están los estudiantes de escuelas y colegios para quienes ya se han planificado tours.

Y en eso, el director de Cultura es claro.

“Hoy, más que nunca, es importante que los chicos conozcan la naturaleza, justo cuando el planeta se está desbaratando en todos los sentidos. Cuando conocemos de mejor manera este tesoro que es el planeta, creo que lo aprendemos a respetar mejor. Queremos usar esta sala como una herramienta para transmitir esa sabiduría a las nuevas generaciones”.