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Prohibición. Las corridas de toros en Ciudad de México son una tradición.Luis Ramírez

Taurinos de izquierdas en México lamentan la prohibición

Un juicio tiene paralizada la actividad taurina desde junio de 2022

La plaza de toros Monumental de la Ciudad de México tiene paralizada su actividad taurina desde el pasado junio por una suspensión cautelar hasta que se celebre el juicio. En México, la postura oficial de los estamentos taurinos defiende su valor tradicional, patriótico e incluso religioso inclinando a la opinión pública a percibir las corridas de toros como un fenómeno social de ciertas élites conservadoras.

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Esta creencia viene también dada por el escaso posicionamiento público de los aficionados progresistas. Taurinos de izquierdas de la Ciudad de México hablan sobre la prohibición y su forma de entender la tauromaquia.

En diciembre pasado debió celebrarse la llamada ‘Temporada Grande’, la feria taurina se celebra en la capital del país, pero fue cancelada a la espera del dictamen del juez de la alcaldía Benito Juárez, localidad de la Ciudad de México donde se ubica su plaza de toros.

Los antitaurinos esgrimen habitualmente que la sociedad ha dado la espalda a esta tradición y señalan al supuesto envejecimiento biológico e ideológico de los aficionados.

Jorge Gallegos es estudiante de historia en la UNAM, la gran universidad pública mexicana y germen de casi todas las revueltas estudiantiles del país. Tiene 28 años y acaba de ganar un premio de la Secretaría de Cultura mexicana por su tesis sobre la regencia de las corridas de toros en la Ciudad de México entre 1910 y 1911.

Para Gallegos, si la izquierda se sube al “barco del prohibicionismo” perderá la credibilidad en su intención “de defender la diversidad de la Ciudad de México”, ya que si se cierra la plaza se pierde un espacio de coexistencia de “los diferentes actores culturales”.

La ‘diversidad’ es un elemento definitorio de la Fiesta Brava, aseguró la exmatadora de toros Silvia Fajardo. Ahora es fisioterapeuta, profesión que combina con su labor de maestra para jóvenes toreros.

Los sábados en la mañana, Fajardo instruye a futuros espadas en una hacienda de más de 600 años de antigüedad, situada apenas a 12 km del centro de la ciudad, convertida en eventos para boda, pero también, por la afición de sus propietarios, en lugar privilegiado para entrenar a jóvenes promesas entre árboles centenarios.

Para ella una fiesta de toros es como ‘un carnaval’ donde ‘desinhibidas’ las personas sacan lo que llevan dentro, y afirma que “como ser humano y mujer dentro de la plaza” se siente ‘cómoda’.

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Un ejemplo de que no solo de tradición familiar, o nacional, se nutre de aficionados la fiesta de los toros es Natalia Morlacci.

Esta argentina y actriz de teatro se aficionó viviendo en Madrid. Natalia ahora reside en México y explica cómo en una única tarde de toros podemos “participar de los 5 rituales de la Grecia clásica” y cree que si se pierde la tauromaquia perderemos el conocimiento del “misterio de la vida humana, del diálogo entre el hombre y el animal”.

El último intento legislativo fue promovido en 2022 en una comisión de la cámara local de diputados por parlamentarios de grupos políticos de derechas. La pasividad y oposición del partido mayoritario, Movimiento Regeneración Nacional (Morena), y del Partido del Trabajo (PT), ambos ideológicamente de izquierda, impidieron que prosperasen estas iniciativas.