
Sudán impone cultura ante la violencia
Senius Hub lleva siendo una década un punto de encuentro para artistas de la capital de Sudán del Sur
En el tranquilo suburbio de Thongpiny, a las afueras de Yuba, el Centro Cultural Senius Hub lleva siendo una década un punto de encuentro para artistas de la capital de Sudán del Sur. En él, la poesía y la música conviven con debates sobre derechos humanos para fomentar la tolerancia en un país marcado por años de guerra y represión.
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Senius Hub “nos abrió puertas que no podíamos imaginar, ya que los talleres y los espectáculos al aire libre nos han permitido juntarnos con artistas de todo el país y del exterior”, afirma a EFE Deng Barnaba, un músico joven y miembro de varias iniciativas culturales del centro.
En el país más pobre del mundo, este centro representa para muchos un raro refugio de diálogo y creación, que permite a los jóvenes distanciarse de la violencia que ha azotado a Sudán del Sur desde su nacimiento en 2011. Aunque la guerra civil acabó en 2018, el país sigue sufriendo tensiones políticas, enfrentamientos tribales y violencia por parte de pandillas juveniles.
Capacidad para 300 personas
En la sala principal del edificio, donde caben hasta 300 personas, se celebran simposios, talleres y presentaciones artísticas. Su amplio espacio exterior tiene la capacidad de recibir a más de 200 espectadores o participantes en los eventos al aire libre, que van desde obras de teatro hasta exposiciones artísticas, ferias de libros y bazares, ciclos de cine y hasta fiestas de karaoke que llenan de alegría el lugar.
Barnaba cree que las actividades que ofrece el centro no son únicamente entretenimiento sino que “enseñan a los jóvenes valores como la tolerancia y la colaboración, y les permiten crear ideas y proyectos que reflejan nuestra cultura diversa y la festejan”, lo que les aleja de las temidas pandillas juveniles de Yuba, conocidas localmente como “niggers” o “Toronto boys”.
Estos grupos, a menudo compuestos por jóvenes marginados y desempleados, han sido acusados de robos, asaltos y actos de intimidación que han sumido en el miedo a barrios enteros. El pasado mes de julio, un ataque brutal contra una joven de 16 años por parte de unos ocho miembros de estas bandas llevó a la detención de más 600 pandilleros.
“El arte puede ser una herramienta para el cambio social y para construir puentes entre las diferentes tribus de Sudán del Sur”, cuenta Linda Peter, activista y artista que define el centro como “una segunda casa que nos da seguridad y libertad para expresar nuestras ideas y da paso a que aprendamos de las experiencias de los demás”.
Fuera de Yuba, los combates y enfrentamientos tribales son usuales en muchas zonas de Sudán del Sur debido a la presencia de grupos armados rebeldes, así como a la incapacidad del Gobierno para desarmar a las tribus que se enfrentan de cuando en cuando por el pastoreo, el control de tierras de cultivo para su ganado o la venganza.
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