La juventud de los dos barrios más pobres de España, Los Pajaritos y el Polígono Sur, en la ciudad de Sevilla, busca con resiliencia y esperanza un futuro mejor en medio de los perjuicios por su procedencia, la falta de recursos económicos y el abandono de las administraciones. El primer barrio en la lista de la pobreza es el Polígono Sur, que cuenta con una renta media por habitante de 5.666 euros (6.120 dólares) al año, según datos del último informe de Indicadores Urbanos que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE) en mayo de 2022.

Le sigue en la lista Los Pajaritos, con una renta media de 6.042 euros que, junto a la barriada de Torreblanca, a las afueras de Sevilla, y con una renta de 6.801 euros al año, conforman tres de los cuatro barrios más pobres de toda España.

Entre la criminalidad reinante en estas zonas, afectadas por el tráfico de drogas, los jóvenes se han visto obligados a librar una ardua batalla para evitar la tentación de caer en el dinero fácil y optar por transitar el camino más largo hacia la emancipación y el progreso en sus vidas. Iván Muñoz es uno de esos jóvenes que ha hecho de la resiliencia un estilo de vida en Los Pajaritos, una “selva” que, confiesa, le “está consumiendo”, aunque no cesa en su empeño de lograr mejoras en las infraestructuras del barrio a través de continuos mensajes sin respuesta al Ayuntamiento de Sevilla desde su cuenta de Instagram, verificada y con 10.000 seguidores.

Estos jóvenes denuncian la lejanía de las Administraciones y los responsables políticos con la realidad que viven las familias de los barrios más pobres de España. “Al político que viva un mes en un piso de 30 metros cuadrados, manteniendo a su familia con 400 euros, le voto de por vida”, afirma Iván.

Uno de los factores que suele condenar a los chicos y chicas que crecen en barrios marginales es el círculo de la pobreza que se enraíza en estas zonas, con familias que suman generaciones inmersas en dificultades económicas. La Fundación Alalá, entidad sin ánimo de lucro que busca ayudar a jóvenes del Polígono Sur mediante becas que les permiten financiar unos estudios a los que no podrían acceder en una situación normal, es uno de esos actores que luchan por romper esa dinámica de pobreza.

Abandonar este tipo de barrios es otro de los dilemas a los que la juventud se enfrenta, en ocasiones por buscar un futuro más próspero en otras zonas de la ciudad para escapar de la alargada sombra de la droga o de los prejuicios que existen en el resto de la población y que les llega a perjudicar a la hora de encontrar empleo.