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Caso hermanos Menéndez
Familiares de los hermanos Erik y Lyle Menéndez celebraron una conferencia de prensa para pedir su liberación de prisión después de que fueran condenados en 1996 por asesinar a sus padres.EFE/EPA/Caroline Brehman

Juez reduce la pena de los hermanos Menéndez: ¿libertad tras 35 años?

Reforma legal en California permite a los hermanos Menéndez pedir libertad condicional tras 35 años presos

En un fallo que ha sacudido a la opinión pública, el juez Michael Jesic, del Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles, decidió reducir la condena de cadena perpetua de Lyle y Erik Menéndez, sentenciados en 1996 por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez. La nueva sentencia, que está entre 50 años de prisión y cadena perpetua, abre la puerta para que los hermanos, quienes han pasado más de tres décadas tras las rejas, soliciten una audiencia de libertad condicional, un desarrollo que pocos anticipaban tras años de un caso que marcó la crónica judicial estadounidense.

Un caso que conmocionó a muchos en 1989

El 20 de agosto de 1989, Lyle, entonces de 21 años, y Erik, de 18, dispararon múltiples veces contra sus padres en su mansión de Beverly Hills. Inicialmente, los hermanos alegaron haber encontrado los cuerpos al regresar a casa, pero las sospechas crecieron cuando comenzaron a gastar la fortuna familiar en lujos. Tras un proceso lleno de controversias, que incluyó dos juicios, los Menéndez fueron declarados culpables de asesinato. Su defensa, basada en denuncias de abusos físicos, psicológicos y sexuales por parte de su padre, no logró persuadir al jurado en el segundo juicio, donde estas alegaciones fueron menos consideradas.

Un cambio en la ley y nuevas perspectivas

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El reciente fallo se fundamenta en una reforma legal en California que permite revisar sentencias de personas que cometieron delitos antes de los 26 años, reconociendo que los jóvenes tienen mayor capacidad de rehabilitación. Dado que Lyle y Erik eran menores de esta edad al momento del crimen, el juez Jesic consideró que su comportamiento en prisión y su transformación personal justificaban una oportunidad para reevaluar su condena. “No digo que deban ser liberados, no me corresponde a mí”, afirmó durante la audiencia.

Durante los últimos 35 años, los hermanos han destacado en prisión por su conducta tranquila. Han obtenido títulos universitarios, participado en programas de apoyo a otros reclusos y creado iniciativas para ayudar a internos con enfermedades terminales. Testimonios de familiares, como el de su prima Anamaría Baralt, muestra el apoyo que los respaldan, “la familia los perdona”.

Voces a favor y en contra

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La audiencia no estuvo exenta de tensiones. El fiscal del condado, Nathan Hochman, expresó reservas sobre la liberación inmediata, argumentando que los hermanos no han asumido plenamente la responsabilidad de sus actos y cuestionando la veracidad de las denuncias de abuso. “Nuestra postura no es un ‘no’ rotundo ni un ‘nunca’; es ‘todavía no’”, señaló Hochman, dejando claro que la decisión final recaerá en la junta de libertad condicional, que evaluará si los Menéndez representan un riesgo para la sociedad.

Por otro lado, el exfiscal George Gascón, quien en 2024 abogó por reabrir el caso, destacó la evolución de la comprensión social sobre el impacto del trauma y el abuso, un factor que ha renovado el interés público en el caso. La serie de Netflix Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez y un documental reciente han contribuido a que una nueva generación vea a los hermanos no solo como asesinos, sino como posibles víctimas de un entorno familiar disfuncional.

¿Qué sigue para los Menéndez?

La reducción de la sentencia no garantiza la libertad inmediata. Lyle, de 57 años, y Erik, de 54, deberán enfrentarse a un proceso ante la junta de libertad condicional, que analizará su conducta, el impacto de su crimen. Además, el gobernador de California, Gavin Newsom, podría tener la última palabra si se presenta una solicitud de clemencia, un camino que la defensa ya ha explorado sin éxito en el pasado.

El caso de los Menéndez, que en su momento fue sinónimo de codicia y brutalidad, se encuentra ahora en una encrucijada. Mientras algunos ven en esta decisión una oportunidad para la redención, otros consideran que la justicia ya fue servida hace casi tres décadas. Lo cierto es que, tras 35 años, los hermanos están más cerca que nunca de un futuro fuera de prisión, aunque el camino hacia la libertad sigue siendo incierto.

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