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Esta fotografía, tomada el 12 de agosto de 2025, muestra a un hombre de pie con una pala en un campo de cistanche en la región norteña de Mongolia Interior.EFE

El precio de la "Gran Muralla Verde", la gran apuesta ecológica de China

Progreso ecológico a coste cultural: Un proyecto faraónico reverdece el Kubuqi, pero sacrifica un estilo de vida milenario

Dorj, un pastor de etnia mongola, extraña el tiempo cuando sus animales pastaban libremente en las inmensas estepas que rodean un desierto de dunas en el norte de China.

Su rebaño, reducido a una veintena de ovejas, está ahora recluido en un cercado alrededor de su vivienda de ladrillo cerca del desierto de Kubuqi, en la región de Mongolia Interior.

Estos terrenos son "demasiado pequeños", lamenta el pastor de unos 60 años ante una yurta abandonada, la tienda tradicional de las estepas de Asia Central.

La prohibición del pastoreo libre es una de las medidas clave de un proyecto colosal lanzado en 1978 por China apodado "la Gran Muralla Verde".

El plan quería crear un cinturón de vegetación para contener el avance de los desiertos y reducir las tormentas de arena que llegaban hasta Pekín.

Desde entonces, sus objetivos evolucionaron e incluyen también la conversión de zonas áridas en tierras cultivables.

El gigante asiático lo promociona ahora como escaparate de su política medioambiental. En septiembre, en la ONU, su presidente Xi Jinping anunció la extensión de la cobertura forestal como parte de sus compromisos contra el cambio climático.

En el desierto de Kubuqi y sus alrededores, la plantación del equivalente de 840.000 terrenos de fútbol de campos y vegetación generó decenas de miles de empleos en la agricultura y redujo la pobreza, celebró una agencia de la ONU en 2015.

"Montañas de oro"

Al oeste de Kubuqi, Bai Lei, una agricultora de etnia han -mayoritaria en China-, tira de un tubérculo de cistanche enterrado en la arena.

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Su empresa es una de las decenas que han seguido las indicaciones del gobierno para cultivar en el condado este ingrediente apreciado en la medicina china por sus efectos tonificantes.

"Aquí, todo era solo desierto", explica orgullosa, señalando una zona de 300 hectáreas cubierta de maíz y girasol.

Alrededor de sus campos, enormes letreros exhiben un eslogan de Xi Jinping: "Las aguas claras y las montañas verdes son montañas de oro y de plata".

Pero estas transformaciones repercutieron en el estilo de vida tradicional de los pastores mongoles, una etnia que representa aproximadamente el 17% de la población de esta región.

Para proteger los brotes, el gobierno restringió drásticamente las zonas de pastoreo y desplegó patrullas en la región para velar por el cumplimiento de estas reglas.

Protestas

El proyecto "forzó a los pastores a dejar sus tierras y perturbó prácticas sostenibles que mantenían desde hace milenios el equilibrio frágil de las estepas", dice a la AFP Enghebatu Togochog, un activista mongol exiliado en Estados Unidos.

Según él, el nomadismo desapareció totalmente de la región de Mongolia Interior hace diez años.

En 2017, investigadores chinos reconocieron en un artículo que podría haberse sobrestimado la responsabilidad de los pastores en la desertificación frente a factores como la explotación del carbón, la agricultura intensiva o el cambio climático.

norte de China
Vista aérea del contraste entre la zona verde y el paisaje desértico del desierto de Kubuqi, en Ordos, en la región de Mongolia Interior, al norte de China.AFP

Para Enghebatu, este impulso reforestador "pretende en realidad transformar completamente el paisaje mongol", también el social. "Los únicos verdaderos beneficiarios son el Estado chino y las empresas", afirma.

La prohibición ha provocado manifestaciones de pastores y enfrentamientos que en ocasiones llevaron a arrestos, según diferentes oenegés.

Durante su reportaje, autos no identificados siguieron a los periodistas de AFP y hombres que se presentaron como funcionarios locales intentaron interrumpir las entrevistas. Muchos interlocutores se negaron a identificarse.

La cabeza alta

Ni la empresa Elion Resources Group, que encabeza el programa de reverdecimiento de Kubuqi, ni la autoridad local de Ordos respondieron a AFP.

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El impacto en los modos de vida tradicionales no es la única objeción a la "Gran Muralla Verde". También hay artículos científicos que lamentan la elección de variedades de plantas no autóctonas o que necesitan demasiada agua o la poca diversidad.

"Una planta que consume demasiada agua puede empobrecer la capa freática y provocar una nueva degradación", afirma la estudiante de doctorado Zhang Yanping, que toma muestras de álamas y pinos plantados en la zona hace más de diez años y con aspecto frágil.

Wang Shuai, geógrafo universitario de Pekín, también subraya "las importantes funciones ecológicas" de los desiertos, "como la conservación de agua y de biodiversidad". Más que hacerlos desaparecer, habría que impedir su extensión, afirma.

Ante una parcela de Kubuqi, el señor Feng rechaza las críticas a este programa. Antes agricultor, este hombre de etnia han se dedica ahora a alquilar quads para turistas.

"Los recursos son más abundantes y nuestras vidas más prósperas", dice. "Hemos podido levantar cabeza, con orgullo".

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