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Centenas de personas se concentran en un pasadizo para acompañar el presidente brasileño Jair Bolsonaro en un acto de campaña presidencial, en Río de Janeiro (Brasil)./Antonio Lacerdaefe

Bolsonaro gasta sus últimos cartuchos para intentar reducir ventaja de Lula

Este domingo 30 de octubre los brasileños irán a las urnas para designar a su nuevo mandatario

A tres días de las elecciones en Brasil, el presidente Jair Bolsonaro gasta sus últimos cartuchos en un esfuerzo por convencer al electorado y revertir la ventaja que todos los sondeos le dan al exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

Buena parte de la munición que le resta al capitán de la reserva del Ejército ha sido dirigida contra la justicia electoral, a la que intenta desacreditar desde hace más de un año, cuando las encuestas comenzaron a detectar el favoritismo de Lula, a quien se le atribuye hoy una ventaja de entre cuatro y siete puntos de cara al domingo.

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Este jueves, en una barriada popular de Río de Janeiro, Bolsonaro insistió en que Lula encarna la "corrupción" y el "comunismo", algo en lo que ha insistido en esta campaña, pero no hizo referencias directas a su último y virulento ataque contra el sistema electoral, que esta semana ha sido una constante en sus pronunciamientos.

Comenzó el pasado lunes, con una denuncia presentada al Tribunal Superior Electoral (TSE), según la cual un número no precisado de radios no transmitieron la propaganda gratuita de Bolsonaro, algo a lo que tienen derecho legal todos los candidatos.

Sin embargo, la denuncia fue desestimada por el TSE, debido a que los documentos en que se fundamentaba solo contenían mediciones del tráfico por internet, en la que esa propaganda no es obligatoria.

El alboroto causado por esa alegación fue tal, que un grupo de abogados bolsonaristas llegó a acudir a la Fiscalía General para pedir la suspensión de las elecciones del domingo, pese a que ese extremo no está siquiera contemplado en la Constitución brasileña y fue descartado hasta por la propia campaña del mandatario.

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El asunto, de todos modos, reavivó las tensiones que existen en torno a la posibilidad de que Bolsonaro, como ya ha insinuado, no reconozca el resultado del domingo en caso de una derrota, tal como hizo Donald Trump, por quien profesa una pública admiración, en las elecciones de 2020 en Estados Unidos.

De hecho, según Bolsonaro, si se comprobase esa irregularidad, se estaría frente a una "manipulación" del electorado que tendría como "único objetivo" favorecer a Lula.

Si bien el líder de la ultraderecha evitó ese asunto este jueves, no lo hicieron sus seguidores, que a coro, y con su complacencia, exigieron en el acto "cárcel" para Alexandre de Moraes, presidente del TSE.

Paran el candidato progresista, este jueves fue un día de fiesta contenida. Lula cumplió 77 años y lo celebró en privado, pero sin mucho aspaviento, pues optó por dedicar la jornada a prepararse para el último debate de la campaña.

Este postrero cara a cara con Bolsonaro será la noche de este viernes en el canal de televisión Globo, el de mayor audiencia en el país, y para ambas campañas puede ser decisivo para dirigirse a un universo de indecisos que las encuestas calculan en torno a un 10 %.

En sus redes sociales, Lula recordó que, además de cumplir 77 años este 27 de octubre, ese mismo día de 2002, hace dos décadas, ganó las elecciones que le llevaron por primera vez al poder, que ejerció hasta 2010, tras ser reelegido en 2006.

En una breve entrevista telemática, Lula insistió en que, a su edad, podría haberse "quedado en casa", pero dijo que decidió volver a postular a la Presidencia porque "es necesario reconstruir a Brasil, después del desastre que ha dejado Bolsonaro".

Si Lula no celebró, sí lo hicieron sus seguidores, que convocaron actos de decenas de ciudades del país en respaldo a su candidatura y festejaron los 77 años del exsindicalista con el lema "sin miedo de ser feliz", el mismo que usa desde 1989 y que ha sido recuperado para la que es su sexta campaña presidencial.