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Los residentes en la isla de Mali en Indonesia dan la bienvenida a los miles de turistas que llegan.ADI WEDA

En Bali se juntan los turistas y los principales líderes mundiales

La isla en Indonesia acoge a los mandatarios del G20.  La cumbre se va a desarrollar entre el martes 15 y el miércoles 16 de noviembre 

En Bali coinciden estos días turistas extranjeros en bañador y chanclas y líderes de las veinte principales potencias mundiales, una mezcla improbable y separada por un férreo despliegue de seguridad con motivo de la cumbre del G20.

Conocida por sus paradisíacas playas, su resorts rodeados de arrozales o sus templos budistas, la ‘Isla de los Dioses’ se sitúa estos días en primera plana por un motivo muy distinto: acoger la reunión de mandatarios del G20, entre ellos el estadounidense Joe Biden, el chino Xi Jinping y el francés Emmanuel Macron.

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Nada más lejos de la realidad, ya que los líderes acompañados de sus delegaciones y los millares de turistas que visitan la isla transitan por el aeropuerto internacional Ngurah Rai, como en el resto de Bali, separados por un excepcional dispositivo de seguridad.

Bajo ese nombre en código, 18.000 policías y militares blindan la isla durante el evento, un despliegue que incluye medidas extremas contra cualquier amenaza potencial, desde un ataque terrorista a desastres naturales, pasando por posibles protestas ciudadanas, según las autoridades locales.

“Somos optimistas, estamos preparados para esta gran oportunidad para nuestra nación. Es un gran honor”, aseguró el ministro de Defensa indonesio, Prabowo Subianto, antes de la cumbre en la que también habló de una “preparación extraordinaria” para el evento que se celebra el 15 y 16 de noviembre.

Catorce buques de guerra patrullan también la isla por mar, con una tripulación formada por más de 3.000 militares, entre ellos marines y fuerzas de seguridad de élite, a lo que se suma un buque-hospital anclado en la costa de Nusa Dua, la zona del sudeste de la Bali cuyos complejos de lujo albergan la cumbre y alojan a sus participantes.

Además de las embarcaciones, quince helicópteros, dos cazas y dos aviones soviéticos Sukhoi forman parte del dispositivo aéreo para bloquear cualquier amenaza desde el aire.

Pese a su fama turística, Bali no es ajeno a tragedias. Este año la isla conmemoró el vigésimo aniversario del atentado islamista -reivindicado por un grupo local vinculado a Al Qaeda- que segó la vida de 202 personas de 21 nacionalidades el 12 de octubre de 2002.

Un brutal golpe que las fuerzas de seguridad indonesias aseguran que se convirtió en acicate para que tanto el resto del país como Bali, una excepción hinduista en la nación con más musulmanes del mundo, reforzaran sus medidas de seguridad, tras el que se considera el ataque más sangriento del Sudeste Asiático. Por eso ahora las autoridades han tomado todas las medidas de protección para la cumbre del G20.