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Entre las zonas que estuvieron afectadas se encuentra la metrópolis oriental china de ShangháiEFE

Adiós al miedo: la propaganda china da un giro para despedir al cero COVID

Ahora se minimiza el riesgo del virus. Otro motivo de peso para el cambio de medidas es lo económico

China comenzó a recular esta semana de su dura estrategia de cero COVID poco después de enfrentar protestas ciudadanas en contra de esta política draconiana, un giro apuntalado por un súbito cambio de argumento en la propaganda estatal, que ahora minimiza el riesgo del virus.

El inesperado golpe de timón comenzó cuando miembros de la cúpula del Partido Comunista (PCCh) aseguraron que, casi un año después de los primeros casos de la variante ómicron, China debía ‘optimizar’ las medidas antipandémicas porque, ahora sí, se dan las ‘condiciones’ para realizar ‘ajustes’ ante una ‘nueva situación’ en la que el patógeno provoca menos muertes.

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Hasta hace apenas unos días, la prensa estatal seguía machacando con su habitual defensa de la política: la hemeroteca del oficialista Global Times deja frases como que, según los datos de los epidemiólogos chinos, ómicron tenía “una tasa de mortalidad incluso mayor que la variante delta” o que “la percepción que hay en Occidente de que ómicron es poco más que una gripe, es completamente errónea”.

“Esa falacia no es más que un engaño para intentar debilitar la aceptación de la estrategia de cero COVID entre los chinos”, decía en abril el diario en un momento en que la megalópolis de Shanghái daba comienzo a un duro confinamiento que se extendería durante casi tres meses para parar el avance de ómicron.

Los editorialistas de la prensa estatal han pasado de defender a capa y espada el ‘cero COVID’ -que consiste en el aislamiento de contagiados y sus contactos cercanos, estrictos controles fronterizos, confinamientos y pruebas PCR constantes a la población- a puntualizar que “ya no es tan peligroso” o que incluso ellos mismos están preparados para contagiarse.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Gebreyesus, ya adelantó en mayo que no era “sostenible”, palabras censuradas en las redes sociales chinas.

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Pero el PCCh, más que admitir un error, ha optado por reprimendas a los funcionarios locales “por poner en marcha restricciones por su cuenta” o “por no aplicar nuevas medidas”, como permitir aislarse en sus casas a los infectados asintomáticos o con síntomas leves, hasta ahora recluidos en centros de cuarentena.

Otro motivo de peso para el giro es económico, en un momento en que la dirigencia ha anunciado que priorizará el crecimiento sobre el control de la pandemia, a lo que hay que sumar el hartazgo ante las restricciones, que cristalizó en protestas en ciudades chinas tras la muerte de diez personas en un edificio aparentemente confinado en Urumqi (noroeste), con consignas como “no quiero PCR, quiero comer” o “devolvedme mi libertad”.

La fábrica de la tecnológica taiwanesa Foxconn en la ciudad china de Zhengzhou, la mayor factoría de los teléfonos iPhone de Apple en el país, puso fin a casi dos meses de confinamiento impuesto a sus miles de trabajadores para continuar con la producción ante un importante rebrote de COVID. El complejo de Foxconn, ensambladora de múltiples productos de la estadounidense Apple y principal fábrica del iPhone en China, cuenta con una plantilla habitual de hasta 200.000 empleados. Las autoridades dicen que se dan las ‘condiciones’ para laborar.