Alegría y tradición. Catorce grupos de danza folclórica y canto se unieron a la celebración montuvia.

Montuvios celebran la libertad y la solidaridad

El lugar. La casa de José Joaquín de Olmedo, ubicada en la hacienda La Virginia (Babahoyo), es un bien que pertenece al Patrimonio Cultural ecuatoriano.

Bajo las frondosas ramas de un samán plantado junto a la que fue la casa del poeta guayaquileño José Joaquín de Olmedo, en Babahoyo, se desarrolló el ‘Primer Festival Montuvio de la Solidaridad y la Libertad’.

En este encuentro cultural participaron varias delegaciones campesinas de la provincia de Los Ríos que llevaron su música, danza, cuentos y amorfinos para el deleite del público asistente.

Una parte de las delegaciones llegó en vehículos motorizados, mientras que otra lo hizo en canoas, en una travesía por el río Babahoyo.

Lo importante era participar del encuentro, que tuvo como su cuartel cultural la casa de Olmedo, por ser parte de un ícono en la historia del Ecuador.

Como preámbulo a este evento, desarrollado el pasado domingo, se narró la historia del primer obispo de la provincia, el español Víctor Garaigordóbil, quien se instaló en tierras fluminenses por el año 1948 al mando de una delegación que trabajó en la provincia de Los Ríos.

Julio León, presidente de la Casa de la Cultura de Los Ríos, indicó que por conmemorarse los 100 años del misionero se invitó a un grupo del caserío Amaitermin (Abadiño), región española donde nació Garaigordóbil. Ellos documentaron el evento para mostrarlo en otras ciudades del país.

El obispo estuvo en este territorio hasta 1982 y el resto del grupo que lo acompañaba se quedó hasta el 2000. “Ellos nos enseñaron a organizarnos, a ser participativos y solidarios con personas de escasos recursos. También nos ayudaron a identificar nuestra cultura, porque en 1948 nadie hablaba de los montuvios. Actualmente luchamos por nuestros derechos constitucionales como pueblo”, relató León.

En parte de la jornada, para demostrar que la cultura montuvia está viva y siempre busca identificarse con lo tradicional, Hugo Jiménez, quien personifica a don Toribio, interpretó varios versos cantados -amorfinos- que a más de uno le sacaron una sonrisa. “Yo soy como el escorpión, feo pero venenoso. Soy como el piojo de gallina, chiquito pero fastidioso”.

También hubo presentaciones de grupos de danza folclórica y músicos que representaban a los cantones: Montalvo, Puebloviejo, Palenque, Mocache, Babahoyo, Baba, Valencia, Quevedo y delegados de otras provincias del país. (F)