Cuando los monos se mueren

Me llegó la noticia y produjo un ‘flashback’ en mi memoria. Durante mis días de trabajador del por entonces Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, luego en mis clases de Medicina Tropical, con maestros inolvidables, y durante los vínculos con funcionarios del OPS/OMS, aprendí que un importante signo de alarma a considerar en países como el nuestro, es el que nos ofrece la muerte de algunas de las diversas especies de monos (aulladores en particular) que viven en las selvas amazónicas o en los pequeños espacios de bosque tropical húmedo que todavía nos quedan en la región litoral.

Esas muertes pueden estar relacionadas con fiebre amarilla.

Ahora, cuando hace ya una semana larga se ha conocido de la muerte de monos aulladores en varios sitios de la provincia de Manabí (en los cantones Manta y Montecristi), es urgente dilucidar su causa.

Se sabe, fuera de toda duda, que tanto en África como en América el “reservorio vertebrado del virus de fiebre amarilla es un mono pero, mientras los primates africanos se infectan sin sufrir enfermedad aparente, la mayoría de especies de monos del Nuevo Mundo se enferman y pueden morir a consecuencia de la infección”.

Obviamente, muchas pueden ser las causas de la muerte de esos monos pero, eso de que se ha encontrado en una investigación preliminar “evidencia de lesiones hemorrágicas” en los simios, incrementa la sospecha de que podría ser un flavivirus (como el de la fiebre amarilla o el dengue) el que los ha atacado.

Como se sabe, la transmisión la produce el Aedes aegypti, vector al que ahora estamos tratando de reducir en su número, dada la presencia del zika.

Sin anticipar otro criterio que el de la posibilidad, para incentivar una adecuada respuesta de parte de las autoridades de salud y de toda la población, hasta aquí dejo mi recuerdo de un antiguo conocimiento.

Valga destacar que en relación a fiebre amarilla, vacunarse es una estrategia a seguir, que comienza a ser efectiva diez días después de recibirla y protege diez años. Por supuesto, hay que seguir eliminando criaderos y así evitamos cuatro fiebres.

huertaf@granasa.com.ec