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Monigotes de Lenin Moreno son los mas vendidos

Las protestas de octubre reconfiguraron las preferencias de los ecuatorianos, según una encuesta.

Monigotes de Lenín Moreno son los más vendidos

Los personajes políticos que más dieron de qué hablar en 2019 están entre los favoritos de los ciudadanos para ser incinerados en la tradicional quema de años viejos de la medianoche del 31 de diciembre.

Una encuesta de Cedatos realizada con una muestra de 1.028 personas, entrevistadas en todo el país, da el primer lugar en las preferencias al presidente, Lenín Moreno, que alcanzó el 33,2% de favoritismo.

El primer ministro afrontó el año más complejo de su mandato, el que se agudizó con las protestas de octubre, tras la emisión del decreto 883 con el que eliminaba el subsidio a la gasolina extra y al diésel.

De cerca le sigue el expresidente, Rafael Correa, con el 26,8%, quien pese a haber dejado el poder hace casi tres años sigue siendo un actor político que se manifiesta especialmente a través de la redes sociales.

El inicio de 2020 para Correa arranca con la reinstalación de la audiencia del caso Sobornos 2012- 2016, el 3 de enero. En esta se conocerá si el exmandatario y varios de sus más cercanos colaboradores van a juicio.

El tercer personaje al que los ecuatorianos escogieron para quemar (11,7%), según Cedatos, es al dirigente indígena, Jaime Vargas, que lideró las protestas de inicios de octubre, que desembocaron en algunos hechos vandálicos.

Tras su participación en las manifestaciones, Vargas empezó una gira especialmente entre las comunidades indígenas y todo apunta a que él u otro dirigente postulará para las elecciones presidenciales de 2021.

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El exalcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, se ubica en el cuarto puesto de las preferencias con el 9,3%, le sigue la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, el ministro de Economía, Richard Martínez, el exvicepresidente, Jorge Glas y al final de la lista está el alcalde de la capital, Jorge Yunda.

La quema de un monigote es interpretada de varias formas entre los ciudadanos. Algunos consideran que el objetivo es purificar para atraer la buena suerte para el año venidero, otros como una crítica, especialmente a los políticos, por sus actuaciones el año que termina.

Existen varias versiones sobre el inicio de esta tradición que se ha arraigado en Ecuador. Una señala que en 1895, la amenaza de una fiebre amarilla para los habitantes de Guayaquil fue el inicio de la tradicional costumbre de quemar al “Año Viejo”.

Datos históricos refieren que como medida de protección, se recomendó confeccionar ramadas y monigotes de paja con los vestidos de los parientes que habían fallecido. Estos eran colocados en la vía pública el último día del año a fin de ahuyentar la peste y con la esperanza de dejar atrás todo lo malo, para iniciar un nuevo ciclo.

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