Los niños prefieren los muñecos pequeños para llevarlos entre sus brazos. Identifican al personaje por sus colores y no por su forma.

Monigotes feos, pero baratos

Un Capitán América cuadrado, sapos que parecen piedras, personajes sin cuello y más ‘viejos’ raros se exhiben en las calles de Guayaquil. Los hacen al apuro y cuestan entre 4 y 5 dólares.

Raros, torcidos, patuchos o simplemente feos, así son los monigotes baratos que sacan de apuros a los ‘chiros’ o a quienes necesitan algo para quemar el año que termina.

No solo en la popular calle 6 de Marzo, vitrina de toda clase de muñecos, se pueden encontrar estos curiosos ‘viejos’, en diferentes sectores de Guayaquil están ‘regados’ para el gusto de los clientes menos exigentes.

Un muñeco de Spiderman, de aproximadamente 30 centímetros, cuesta entre 4 y 5 dólares, pero el superhéroe, el cual debería ser fornido, aparenta estar en su peor forma física. Si no fuera por los colores característicos, azul y rojo, cualquiera lo podría confundir con Hulk, el hombre increíble.

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La artesana Yesenia Alicea ha elaborado 100 monigotes que estéticamente no son atractivos, porque estos son los preferidos de los niños. “Los padres de familia compran los muñecos para sus hijos y la mayoría son pequeños, entonces siempre eligen el que puedan cargar en las manos”.

Además, le implica menos trabajo. Por cada uno se puede demorar hasta dos horas en su fabricación, mientras que por uno de más de un metro, Yesenia necesita aproximadamente dos días.

“Es más rápido hacerlos y se venden fácil. Como lo hacemos al apuro y como son baratos a veces no salen bien”, justificó entre risas la artesana.

Para los niños

Entre el lote de muñecos que se ofertan en la 6 de Marzo y Letamendi destaca uno del Capitán América, al cual olvidaron de hacerle su cuerpo esbelto. Lo mismo con la principal figura de Dragon Ball Z, Gokú, que más parece Mickey Mouse.

“Los hacemos en moldes, pero igual no son tan perfectos, por lo que son pequeños. Por eso suelen salir deformes”, manifestó Alicea.

Florencio Loor también ha optado por vender monigotes pequeños en la vereda de Capitán Nájera y 6 de Marzo.

“Los padres también prefieren comprarle algo pequeño a los niños para que los puedan cargar en las manos”, afirmó el artesano.

Pero aseguró que al momento de pintarlos tienen que ser meticulosos, con el fin de que los clientes los identifiquen, pese a su defectuosa figura.

“Ponemos los colores reales del personaje porque después los clientes no los identifican”, argumentó Loor.

Pero aunque sean feos, enanos y más parecidos a una masa que a su personaje favorito, lo importante es contar con un monigote para despedir el 2019.