Los mitos que aterrorizan el norte de Esmeraldas
Navegando río arriba por las mágicas tierras del norte de la Provincia Verde, surcando en una canoa las riberas del Santiago y el Cayapas, que desembocan en Borbón, se observan en las orillas los asentamientos humanos de comunidades diversas que habitan esos remotos lares de nuestra geografía.
Chachis, cayapas, afros, todos cubiertos por un manto de olvido y misterio, desarrollaron a través de los tiempos leyendas y mitos tan fascinantes como sus parajes intactos, no influenciados por la mano destructiva del hombre.
Los moradores de estos sectores mencionan con una naturalidad que raya en la inocencia lo que son sus creencias y en muchos casos, según ellos, sus vivencias.
“Haz caso muchacho si no quieres que te lleve la Tunda”, frase muy utilizada en el norte de Esmeraldas por las madres cuando requieren la atención u obediencia de los pequeños. Ellos temen la presencia de esta mujer de rasgos entre afro (tez negra) y chachi (indígena), de caminar tambaleante, pues sus extremidades son, una humana y otra de cabra, que recorre los bosques y que no duda en llevarse al más allá a los niños desobedientes.
Según Pablo Minda, investigador de la cultura afro, en el área rural existe el mito y la realidad. En la comuna Río Ónzoles al norte de la Provincia Verde, se encontró con 3 casos de personas que fueron llevadas por la Tunda y 2 que vieron al duende. “Hablé con los niños que habían desaparecido, en su relato contaron lo que sintieron en ese momento, uno de los síntomas es mareo y la imposibilidad de salir del trance”, dijo Minda.
Son leyendas que se pierden en el tiempo, que se mantuvieron vivas de generación en generación. Los adultos creen en la ‘Tunda’, algunos aseguran haberla visto. Otros, consideran que no es más que un mito creado para asustar a los ingenuos y a los niños; sin embargo, todos reconocen a estas leyendas como parte de la identidad y cultura de su pueblo.
‘El Riviel’ es otro misterioso como siniestro personaje. Según la leyenda y testimonios de algunos moradores que aseguran haberlo visto, se trata de un esqueleto cubierto por un manto que se traslada en una canoa por los recodos de los ríos asustando a los pescadores.
Otra misteriosa narración, común por estos lares, es la de ‘La Gualgura’, que según cuenta la gente del sector, es un pollo pequeño que corre por los campos y que es capaz de crecer hasta un metro de alto para atacar y matar a picotazos a sus víctimas escogidas.
El ‘Patacoré’, en cambio, es un folclórico personaje que ataviado como lugareño, con sombrero y pañuelo, está presente en todas las festividades y bailes, aunque esa agradable presencia, especialmente para las féminas, no hace otra cosa que guardar dentro de sí al mismísimo diablo disfrazado.
El ‘Duende’, también aparece como personaje enigmático, al igual que en otras culturas. En la afro del norte de la región costeña del país, se presenta como un ser de muy baja estatura (no llega al metro), que entonando una guitarra atrae a las mujeres jóvenes, siendo de su predilección las de larga cabellera. (F)