Estamos tan solo a unos días de celebrar la Navidad: tiempo de encuentro, de familia, de regalos, de gratitud; también de nostalgias y de sentir con dureza la lejanía o partida de nuestros familiares y amigos. Ahora nos preparamos para iniciar el 2018.

La transición a un nuevo año nos despierta esperanzas, ilusiones y aspiraciones de nuevas realidades. La esperanza se fortalece al desear felicidad, salud y paz. Quiero, amables lectores, expresar mis deseos para el 2018, que no son de ninguna manera premoniciones ni adivinanzas.

Deseo que se erradiquen la inseguridad, la violencia doméstica, los accidentes de tránsito, los abusos sexuales, el desempleo.

Mario Vargas Ochoa