Temor. Los dueños de negocios de la ciudadela han colocado rejas y sistemas de alarma para evitar asaltos.

Miraflores se ‘amuralla’

La muerte del propietario de un establecimiento de comida en Urdesa, hace doce días, puso en alerta a los moradores, administradores y dueños de los negocios de la ciudadela Miraflores, que en más de una ocasión han sido víctimas de la inseguridad.

La muerte del propietario de un establecimiento de comida en Urdesa, hace doce días, puso en alerta a los moradores, administradores y dueños de los negocios de la ciudadela Miraflores, que en más de una ocasión han sido víctimas de la inseguridad.

“No queremos que en el barrio pase lo mismo si un ladrón los ‘visita’. No queremos que nadie salga afectado. Queremos que ellos se protejan y actúen según un protocolo de seguridad”, precisó Tatiana Di Mattia, presidenta del Consejo Barrial de Miraflores.

La tarde del miércoles la agrupación, liderada por el teniente coronel Álvaro Andrade, jefe del Distrito Florida, que incluye a la ciudadela, convocó a 27 dueños de locales a una reunión para tratar el problema y ofrecerles un sinnúmero de estrategias, ‘tips’, que podrían implementar para ‘blindarse’. Pero solo acudió la mitad, entre ellos el representante del restaurante Don Chuzo, de los más emblemáticos de la zona.

Si bien durante la jornada se determinó que a todos los locales se les implementará el botón de seguridad (que busca atender de inmediato las emergencias, con solo marcar el 5 del celular conectado al sistema informático) y que a sus dueños se los agregará a un chat comunitario de la Policía, iniciativa que ha dado efecto entre los moradores (ver subnota), lo que más llamó la atención de los comerciantes fueron las tácticas de protección para evitar pérdidas e incidentes.

La adrenalina que tiene un asaltante al momento de atacar, dijo Andrade, supera en un 100 % sus niveles. “Si usted lo queda viendo o intenta levantarse, él le dispara, puesto que sabe que está cometiendo un error o más aún que corre el riesgo de ser asesinado o ir a prisión”. Lo recomendable en esos casos, precisó, es que se reporte el hecho a través del botón.

“Somos nosotros los que debemos lidiar con él, que la mayoría de veces actúa drogado. Que ustedes lo hagan, como lo hizo el empresario de Urdesa, por proteger a sus clientes, aunque aclaro que no soy nadie para señalar su acto como un error o no, puede acabar en tragedia...”.

Durante la jornada, Andrade, quien lleva poco más de dos meses trabajando de forma directa con los moradores, también hizo hincapié en no dar demasiada información a los empleados. En la mayoría de los casos son ellos lo que dicen dónde está la caja fuerte, los objetos de valor, las cámaras de vigilancia de sus jefes, advirtió. Juan Carlos Pazmiño, propietario de la licorera Maxi Ventas, lo sabe. Sus padres fueron víctimas de una extorsión. La información presuntamente había salido de la misma gente de confianza del local.

Fijarse en la vestimenta de quien entra o sale del establecimiento tampoco es mucho de fiar: uno tiene que ver a la persona a la cara, fijarse en sus ojos, en su comportamiento. “Si tiene cámaras, deberá colocarlas siempre apuntando a la puerta de ingreso”, recomendó el teniente. Así, uno podrá notificar a tiempo si ve algo extraño al chat de la Policía.

No juntar grandes cantidades de dinero en la caja y el establecimiento, no dejar objetos de valor ni envases de vidrio o armas blancas en el mostrador (que podrían ser utilizadas por el atacante), evitar llamar la atención con exhibidores exagerados que no se van a utilizar al máximo; tener un sistema electrónico para grabar la cédula de las personas que ingresan a los negocios nocturnos y no dar información personal vía telefónica, fueron otras de las acciones que se delinearon durante la capacitación, a la que también acudieron los ‘vigilantes seguros’ del sector.

El personal a cargo del cuidado de las calles, a la fecha, está identificado con un chaleco reflexivo numerado, ofrecido por la Policía.

Quienes asistieron a la reunión analizaron también la idea de colocar un sello que notifique que fueron capacitados en seguridad. “Debemos pensar en todo. Trabajar en conjunto, poner en práctica las iniciativas para que Miraflores vuelva ser lo que es antes”, matizó María del Carmen Cajas, miembro del comité barrial.

Los delitos se redujeron en el 20 %

El chat comunitario, el botón de seguridad en las viviendas, la presencia de vigilantes seguros, sumado a las reuniones mensuales con la Policía, ha reducido casi en un 20 % los delitos en Miraflores en estos dos últimos meses, que es el tiempo que los agentes y la comunidad están trabajando en conjunto.

El comité de vecinos, que ahora, según los mismos moradores, “está más unido que nunca”, está centrado por el momento en buscar mejoras barriales, entre las que se encuentran el alumbrado público, seguridad vial y seguridad para los habitantes. Cuentan con el apoyo de la Policía Nacional y de los agentes de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM). A través del botón de seguridad los agentes ya han logrado capturar a varios ladrones.