Miniterminales en el norte de la ciudad causan caos
Desde mediados del siglo pasado Guayaquil tenía regadas por toda la ciudad una serie de terminales de transporte provincial e interprovincial.
En la medida que fue creciendo la urbe, alguien con cierto criterio futurista tuvo la idea de que la ciudad cuente con una gran terminal, con el propósito de acabar de una vez y para siempre con el caos que se formaba en las calles por el tráfico pesado de las cooperativas. Los ciudadanos, desde entonces, nos libramos de ese tormento.
Como, según parece, en la actualidad Guayaquil no cuenta con autoridades que respeten y hagan cumplir la ley, en el norte se han instalado algunas “miniterminales” de transporte pesado, que son utilizadas durante las veinticuatro horas del día. Esto está ocasionando mala vecindad y enfermedades a los moradores, pues todos los días, durante la madrugada llegan a las tales miniterminales y salen de estas los vehículos, haciendo un ruido insoportable, sea con sus bocinas o con la bulla de los motores y el grito de los viajeros; molestias que obviamente están presentes todo el día.
Es hora de que los funcionarios que administran este asunto, junto con la Municipalidad, dispongan lo más pronto posible que los propietarios, sin excepción, utilicen la terminal terrestre, pues mantener el abuso y el favoritismo para un grupo de ciudadanos es atentar contra el bien común.
Econ. Ángel Campoverde Giler